En este nuevo establecimiento los libros son gratuitos; si quieres puedes contribuir con una ayuda o donando obras
El libro es, sin duda, el perfecto producto cultural
anticrisis. No resulta demasiado caro y permite mucho tiempo de
entretenimiento y formación, así que la ratio euros/hora sale bastante
rentable, sin contar los demás beneficios que producen en el espíritu
del lector. Y además, el libro no ha sufrido la brutal subida del IVA en
la cultura. Pero, ¿y si hubiera una librería donde los libros fueran
completamente gratuitos? ¿En qué cabeza cabe?
Puede parecer una locura, pero en eso consiste el proyecto Libros Libres (Covarrubias, 7, bajo derecha) que recientemente ha abierto sus puertas en el madrileño barrio de Chamberí.
Un espacio pequeño y acogedor con las paredes repletas de libros donde
uno puede presentarse y elegir los volúmenes que quiera. Aquí no hacen
falta guardias de seguridad, alarmas o arcos magnéticos: todo es gratis.
“Es un proyecto alejado de los vínculos económicos, puedes venir tengas dinero o no”, explica Alejando de León,
uno de los promotores. “Queremos facilitar el acceso gratuito a la
lectura y al cine [también tienen un videoclub en el que duerme un
enorme oso panda de peluche]. Aquí los suscriptores no tienen ninguna
ventaja sobre los no suscriptores. Los que no puedan permitirse pagar la
suscripción, pueden venir igualmente”. La ayuda que piden es de 12 euros al año,
es decir, un euro de nada al mes, lo que cuesta un café, que diría un
político despistado. Como explican, no es necesario pagar si no se
puede, pero hay gente solidaria que incluso decide ayudar con 50 o 100
euros. Por supuesto, también se puede colaborar donando libros,
esta es una parte importante del flujo de volúmenes, o trayendo café,
tarta o cualquier otra cosa rica. Necesitan 365 suscriptores para que el
proyecto sea viable económicamente y continúe después del primer año de
andadura. Y no va mal la cosa: en los primeros 12 días abiertos
consiguieron más de 120 socios.
Una cosa que sorprende es la calidad de los libros que aquí
se encuentran. Muchos de ellos fueron donados por fundaciones y
editoriales, y no conforman el típico cementerio de libros sin interés y
hechos polvo que se ven en otros locales con propuestas parecidas, como
bares con bookcrossing en los que solo quedan residuos editoriales bastante tóxicos o destartaladas bibliotecas de asociaciones o centros sociales okupados.
“La gente que viene no trae libros malos, trae libros interesantes, que
piensan que pueden gustar a la gente, en buenas ediciones. No esos que
nadie quiere tener en casa”, explica Elisa Ortega, otra
de las promotoras. Libros de editoriales potentes, algunas novedades, y
repartidos en diferentes secciones de Infantil a Poesía o Filosofía:
“esta sección es continuamente reordenada por los estudiantes de
filosofía que vienen, se ve que no soportan ver a Platón al lado de
Ortega y Gasset…”, bromea De León.
Y es que la gente se entusiasma con este proyecto. Muchos se
han ofrecido para trabajar voluntariamente en este espacio, donde uno
puede además sentarse a leer en un mullido sofá o hacer consultas en un
ordenador. La verdad es que es el lugar ideal para que se forme una
espontánea tertulia de lectores habituales, como dice la leyenda que se
forma en las buenas librerías en torno a un buen librero. Por lo pronto,
los organizadores ya barajan la posibilidad de organizar talleres o
proyecciones y abrir nuevas posibilidades para este espacio.
El proyecto está inspirado en The Book Thing of Baltimore,
una gran librería gratuita en esta ciudad estadounidense. “Un hombre
empezó recogiendo libros, los que consideraba buenos, y los vendía a
unos 50 céntimos. Los guardaba en su garaje, pero tenía tantos que
empezó a repartirlos de manera gratuita. Tanta gente se interesó por el
proyecto que el garaje se le quedó pequeño y tuvo que mudarse a otro
almacén. Ahora entran y salen de ese local miles de libros semanalmente.
Se ha hecho muy famoso en la región”, explica Ortega. 150.000 libros por persona y día es el límite que se han puesto, en clave de humor, en The Book Thing.
En el caso madrileño, Libros Libres nació de la ONG Grupo 2013,
un grupo de más de 100 voluntarios que se dedica a dar clases a niños
con dificultades académicas (y de otros tipos) que sufren riesgo de
exclusión social. En el extranjero colaboran con diferentes centros
educativos, envían libros (dentro del proyecto Algo para leer, del que
surgió la librería) y tienen a 125 niños becados en países como Nepal,
Nicaragua, Colombia, etc.
¿Y qué piensa de esto el atemorizado sector librero y
editorial? “Nosotros no nos vemos como competencia sino como
complemento. Al final, la cultura genera más cultura, se fomenta el
hábito de lectura. Algunas editoriales nos han donado libros y no hemos
tenido quejas”, explican los libreros. Curiosamente Libros Libres se
inauguró por las mismas fechas que se inauguró, con gran algarabía, el
nuevo coloso de las librerías madrileñas, La Central de Callao.
Con la que está cayendo faltan las excusas para no pasarse
por Libros Libres a liberar tus libros o a coger otros libros ya
liberados. Y luego, a refugiarse a leer en un buen sofá mientras fuera
el mundo se derrumba.
Fuente: https://elviajero.elpais.com/elviajero/2012/10/02/actualidad/1349174149_849616.html
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