Dijo Thomas Carly que
«los libros son amigos que nunca decepcionan» y, como los amigos, los libros
también se ponen malitos. Menos que los humanos, pero ocurre.
Al igual que con las
personas, cuando los libros no son cuidados como se debe, especialmente cuando
ya tienen una edad, tienden a desarrollar enfermedades en sus hojas y lomos. Si
bien es cierto que un ambiente privativo de oxígeno y una humedad relativa baja
harán que estos males nunca surjan, ¿quién tiene sus libros en una cristalera?
¡Los libros han de correr libres por las estanterías y sobre los muebles!
Hongos, moho y libros
Los hongos son unos
seres vivos muy antiguos que, a diferencia de la creencia habitual, no son
plantas. De hecho, no son ni plantas, ni animal, sino que conforman todo un
reino de organismos en sí mismos (y bastante grande comparado con otros reinos,
para ser justos). Un reino de organismos que se pirra por los libros viejos.
Estos hongos ya están
presentes en los libros cuando los compramos, entre las hebras con las que se
hacen las páginas, y sobreviven al proceso de creación del papel incluso cuando
este ha sido clorado.
(NOTA: no compréis
libros clorados, hay otros métodos para blanquear el papel que no requiere
destrozar tanto el planeta)
Cuando se dan las
condiciones ideales (que suele ser en una biblioteca poco cuidada con alto
índice de humedad y temperaturas muy bajas o muy altas), aparece el moho: una
capa de hongos lo suficientemente grande como para ser visible. Pero mucho
antes de que los hongos se hayan empezado a extender, el libro olerá a humedad.
Cómo prever la aparición de
hongos en libros
Antes de nada, me
gustaría aclararte algo. Todos los libros tienen sus días contados, no importa
cómo los quieras mantener. El contacto con el oxígeno y otros elementos, y con
determinadas materias orgánicas (como los mohos) va debilitando poco a poco su
estructura interna hasta convertirlos en hebras. Va a pasar, asúmelo.
¡Pero no tiene por qué
pasar en tu generación! Podemos irnos al otro barrio sabiendo que hemos legado
una biblioteca en buen estado. Aquí unos pocos consejos al respecto:
Nada de guardar los
libros en lugares oscuros, fríos o sin aire. Los libros son amigos, ¿no? ¿A qué
amigo tenemos encerrado en un sótano? En los sótanos se tiene a quien no se
quiere, como algún jefe puñetero que debió haberte tratado mejor. (ejem…) Pues
eso. La luz ultravioleta (sol) mata determinados tipos de hongos, y un contacto
permanente con el oxígeno hará lo mismo para la mayoría. Para muchos hongos, el
oxígeno puro (O2) en una alta concentración suele ser venenoso.
Evítales temperaturas
extremas. Tanto el frio como el calor hacen que el crecimiento de hongos se
dispare. Por eso es aconsejable tener los libros en una estancia donde tengamos
tanto calefacción como unidad de aire acondicionado (cerca, pero no al lado) de
los libros. Así estarán fresquitos en verano y calentitos en invierno. La
temperatura óptima ronda los 21 grados, así que no tenemos que preocuparnos por
gustos diferentes a los nuestros: si tú estás a gusto, ellos también.
Evita las humedades. No
metas los libros en fresqueras, ni los pongas junto a un calefactor, rendija de
aire, bajo el aire acondicionado o junto a plantas. Nada de humedad, nunca. A
diferencia de la temperatura, la humedad del aire siempre va a fomentar el
crecimiento, sea cual sea. Menos humedad siempre será mejor que más humedad.
Aunque los expertos advierten que bajo el 60% de humedad la descomposición del
papel y crecimiento de patógenos se reduce mucho, casi mejor que no
arriesgarse. Usa un deshumidificador, si es posible, especialmente si vives en
zonas húmedas.
Ese polvillo que crece
sobre los libros, fuera. A veces ocurre: vamos a una estantería, soplamos, y
tenemos que cerrar los ojos porque hemos puesto una pasada de polvo en
movimiento. Evita que ese polvo sea demasiado grueso, ya que será un imán para
la humedad y la temperatura. Aunque parezca mentira, una película de unos
milímetros de polvo puede multiplicar varias veces la humedad contenida dentro
con respecto de la exterior, así como retener la temperatura. Pasa un trapito
de vez en cuando, o te arriesgas a que las esporas que caigan sobre él tengan
alimento para ir empezándose los libros por la parte de arriba.
Qué hacer si el libro que he
comprado huele a humedad
Si has comprado un libro
anciano y huele húmedo, ¡aún puede salvarse! Pero, eso sí, ponlo en cuarentena
de inmediato. El problema que tiene el moho es que se reproduce por esporas, y
eso hará que salte de un libro a otro con relativa facilidad y una promiscuidad
de vértigo. ¿Tienes un libro enfermo? Apártalo del resto o tendrás una biblioteca
enferma.
Es posible que el libro
que acabas de comprar incluso tenga moho, pero que no lo veamos a simple vista.
El mejor modo de proceder es hacerle un secado e irradiarle UV:
Secar el libro: Vamos a
quitarle toda la humedad. Para ello, abre una a una las páginas del libro, e
intercala papel de cocina o de baño absorbente. Mira bien de llegar con él
hasta donde puedas de la línea de costura del libro, que es donde más humedad
habrá. Una vez hayas colocado una lámina entre cada dos hojas, prensa el libro
colocándole algo muy pesado sobre él. Déjalo unas pocas horas, y vuelve a
repetir el procedimiento un par de veces.
Irradiar UV: Aunque el
libro esté ahora seco y siga pareciendo que no tiene hongos, vamos a irradiarle
un poquito, por si acaso. Especialmente si sigue oliendo raro. Basta con
encontrar un lugar donde dé el sol de manera natural y directa (como el suelo
de una terraza cerrada), y depositar el libro abierto en el suelo, de modo que
sus páginas queden expuestas a la luz directa. Bastará con uno o dos días para
haber quemado la totalidad de los hongos. Ya podemos dejar el libro sin
demasiado problema en nuestra biblioteca. O, al menos, con la misma
problemática que ya tendrán los libros de la misma.
Nota: los rayos del
sol, por desgracia pueden decolorar los libros y estropearlos a nivel
estructural, así que broncéalos sin pasarte.
Qué hacer si
el libro tiene hongos visibles
La mayoría de las veces,
retirar el moho será fácil porque este será pequeñito. Apenas una mancha en el
papel puede ser retirada usando un cepillo de cerdas duras (y mucho cariño).
Curiosidades sin
demasiada importancia: si la mancha es amarillo-verdosa, puede que estemos
hablando del hongo Chaetomium; si la mancha es rojiza, cinabria o bermellón (depende
del país hispanohablante se usa uno u otro) es muy posible que estemos ante el
Acrostalagmus Cinnabarinus; los puntitos negros los provocan las Alternarias;
los puntitos amarillos, el Aspergillu Repens; manchas castañas, el Spicaria
Elegans.
La mayoría de las veces
nos daremos cuenta antes de que sea muy tarde, y bastará con un procedimiento
físico para retirar la capa contaminante, como frotar con un cepillo o un paño.
Pero, en otras ocasiones
habrá que usar métodos más agresivos, como usar agua oxigenada o alcohol
desnaturalizado sobre las manchas. Si tienes que llegar a esto es que el libro
ya está bastante mal, y que es improbable que sea una buena idea dejarlo junto
al resto de libros porque el hongo rara vez se irá. Aunque le bañes en alcohol,
seguirá unido a la estructura fibrilar del folio, y reaparecerá con el tiempo.
Pero tampoco lo sumerjas dentro de un cubo lleno de alcohol, ya que lo ideal
es:
Colocar una lámina de
plástico (como una funda para folios A4) bajo la hoja con el hongo; y frotar
con un bastoncillo húmedo de alcohol; espaciando cada pasada media hora o
cuarenta minutos para ver que el libro no sufre desperfectos por quemado (el
alcohol es abrasivo).
Cómo quitar ese olor a moho de
los libros
Ya hemos limpiado el libro
de moho, pero este sigue oliendo rarillo, ¿qué hago? Pues lo mismo que cuando
tenemos el estómago revuelto: recurrir al bicarbonato sódico u otras sales
similares.
Basta coger bicarbonato,
espolvorear un poco en un recipiente hermético o en una bolsa y dejar el libro
dentro un par de horas. Puedes usar una bolsa pequeña de basura y tirar de las
cintas para evitar que entre aire. El bicarbonato absorberá gran parte del
olor, y el procedimiento no es agresivo (de modo que se puede repetir).
Los libros y las plagas de
animales
Hasta aquí hemos visto
qué hacer cuando nuestro libro tiene hongos, y también te he contado que los
hongos no son animales. Pero los insectos sí que lo son, y constituyen otro
problema diferente al del moho. ¡A por ellos!
Los parásitos animales
se comen los libros. De manera literal, con sus boquitas. Polillas, comejón o
caroma, barrenillo, termitas. ¿Te suenan? Probablemente los hayas visto alguna
vez en tu vida, al levantar una tabla húmeda. Pero, para nuestra tragedia,
también comen celulosa.
Cómo prevenir una plaga en tus
libros
Los bichitos devoradores
de cultura (no, tú no, los que he dicho antes) ponen huevos. Todos. Y siguen un
ciclo bastante predecible: huevos, larvas, pupa, insecto adulto (y repetir).
Vamos a servirnos de ese conocimiento.
Lo mejor para prevenir
una plaga en tu biblioteca es evitar la humedad y zonas oscuras, un poco lo
mismo que con los hongos. Pero, a diferencia de estos, los animales tienen
mayor facilidad para ser detectados: se ven a simple vista. Una simple mirada a
la biblioteca, cogiendo los libros, nos dirán si estamos infestados. Basta con
coger libros al azar, abrirlos, y pasar las hojas.
Los insectos ponen sus
huevos entre las hojas y, cuando estos se abren, la larva cava un poco en el
libro. De modo que busca en los contornos del mismo.
Usar la aspiradora para
limpiar suele ayudar mucho, ya que los huevos pesan tan poco que saldrán
disparados hacia la bolsa de basura. Si, además, les ponemos difícil a los
insectos el llegar a las hojas, mejor que mejor: pon las tapas hacia fuera, no
comas cerca y limpia el fondo de la estantería cada pocos meses.
Eliminar una plaga de tus
libros
¡Oh, no! Tenemos una
infestación. Cogemos un libro y nos encontramos con pequeños esferoides
traslúcidos (huevos). ¿Qué hacer? Que no cunda el pánico, tiene solución.
El que haya huevos en
los libros significa que un adulto ha venido por ahí y los ha puesto. Puede
haber más, así que compra algún remedio contra ellos. Hay cientos, desde humo a
aerosoles pasando por veneno en polvo.
Con una aspiradora, pasa
por todas las páginas de los libros que creas que pueden contener huevos. Es
posible que no veas algunos.
Con un paño ligeramente
humedecido en cloro o lejía (ponte guantes) podemos limpiar el contorno de los
libros. Esto ayudará.
Algo que funciona a la
perfección es usar el horno como descontaminador. Precalienta el horno a más de
65 grados y, habiéndolo apagado, mete el libro dentro durante una hora. Deja
que se enfríe dentro del horno, no lo saques si la diferencia de temperaturas
entre el horno y el aire exterior es muy grande para evitar tensiones térmicas.
Por supuesto, hay miles
de tratamientos y cuidados para los libros, y estaré encantado de saber qué es
lo que hacéis vosotros para proteger vuestros tesoros.
Fuente: https://lapiedradesisifo.com/2016/03/28/como-proteger-tu-biblioteca-contra-hongos-e-insectos/
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