Los libros son uno de los bienes materiales
más preciados que tenemos en casa. Estos ocupan un lugar importante en ella y
en nuestras vidas. Nos gusta disponer, deleitarnos y mostrar a las personas que
vienen a casa que tenemos una excelente colección de libros en perfectas
condiciones. Para ello basta con seguir una serie de cuidados para que no se
deterioren y luzcan el mayor tiempo posible como cuando salieron de la librería…
1. No
expongas los libros a la luz directa del sol.
La exposición prolongada a los rayos solares
provocará la decoloración del lomo y cubierta del libro, la sequedad y
amarilleamiento de las páginas y la posible pérdida de la intensidad de la
tinta. Es por eso por lo que las estanterías de libros no deben estar situadas
cerca de ventanas que no cuenten con persianas, cortinas o estores que eviten
la entrada directa de la luz solar.
2.
Protege los libros de la humedad, así como de las fuentes de calor y de los
constantes cambios de temperatura.
Tu colección de libros debe estar en una
habitación que cuente con un ambiente estable, y en la que exista un equilibrio
entre la humedad y la temperatura.
Un exceso de humedad provocará que se ondulen
las páginas y se deformen. [Por cierto, espero que no te humedezcas el dedo
para pasar las páginas] Por el contrario, la sequedad del ambiente provocará
que se seque en exceso el papel y se vuelva quebradizo.
Por otro lado, los cambios constantes de
temperatura también son perjudiciales para nuestra colección de libros por la
dilatación y contracción de sus materiales. Así que habría que evitar a toda
costa que las estanterías con nuestros libros estén cerca de las ventanas ya
que son los lugares de la casa con mayor contacto con la climatología exterior.
Ni tampoco cerca de radiadores, estufas, chimeneas o aires acondicionados.
También habría que tener en cuenta no tener
plantas cerca de los libros. La humedad de las plantas (y su peligro al
regalar) sumado a la atracción que ejercen sobre los insectos no son buenos
compañeros para el cuidado de nuestros libros. La playa y la piscina también
son un peligro por la humedad… y el baño, además, por los olores. Por cierto,
nada de exponer los libros a aerosoles anti olores… su humedad y olor puede ser
fatales para la colección.
3. Limpia el polvo de los libros asiduamente,
y concienzudamente, al menos, una vez al mes
Con el paso del tiempo nuestros libros van
acumulando polvo como cualquier otro elemento de la casa. Asiduamente se deben
limpiar con un plumero o mismamente con una aspiradora. Los libros también
deben «respirar», por lo que te aconsejo que ventiles la habitación de vez en
cuando para renovar el aire. Con esto te quiero decir también que nada de
encarcelar los libros en vitrinas para evitar el polvo, estarías haciendo que
no contasen con la humedad necesaria.
Mensualmente (vale, quizás me he excedido,
dejémoslo en trimestralmente) limpia uno por uno el polvo de los libros pasando
un paño seco o una brocha por sus tapas, cubiertas y cantos. Hay quien
recomienda incluso hacer una hojeada rápida del libro para evitar el polvo
depositado en los cantos. Por cierto, ya que te hablo de polvo, nada de toser o
estornudar sobre el libro.
Con esta limpieza más concienzuda, además,
debes revisar si los libros tienen algún tipo de «enfermedad», como pudieran
ser hongos o insectos. Si algún libro de tu colección está mal, aíslalo e
intenta ponerle solución antes de volverlo a colocar en su sitio. Esto evitará
que el resto de libros también sean infectados. Para evitar hongos y mohos,
presta atención a la temperatura y humedad de la habitación. Para evitar
insectos puedes utilizar remedios caseros como hacer bolsitas con hierbas o
especias y colocarlas en las estanterías.
4. La colocación de los libros en las
estanterías es más importante de lo que piensas.
Los libros deben descansar lo más cómodamente
para ellos según sus dimensiones, y no por nuestros gustos decorativos. Te
recomiendo colocar los libros de forma vertical y, más o menos, por el mismo
tamaño. Esto ayudará que formen un conjunto y queden bien acomodados,
favoreciendo así el buen alineamiento de las páginas y el mantenimiento del
encolado en la encuadernación.
Es importante que no estén muy apretados los
unos con los otros, ni que queden bastante holgados. Esto último pensando en
los libros de tapas blandas y que tienden a una rápida deformación. Es
interesante también dejar un espacio tras los libros que favorezca la
ventilación y el «respirar» que te he comentado en el anterior punto.
Los libros más pesados se pueden colocar de
forma horizontal para equilibrar el peso en una base mayor. Por cierto, si
tienes la intención de colocar libros en horizontal sobre los libros colocados
en vertical, asegúrate de que estos últimos forman una base uniforme y lisa
para evitar la deformación con el paso del tiempo de los libros colocados en
horizontal por tener una «mala postura».
5. No
fuerces los libros al abrirlos.
A la hora de utilizar los libros, bajo ningún
concepto los abras a 180 grados para que queden planos sobre la mesa, y me
atrevería a decir que tampoco a 120 grados. No es la postura más idónea si lo
que queremos es conservar su encuadernación. Abre el libro respetando el ángulo
de apertura que la encuadernación te permita sin llegar a forzarla. Créeme que
sabrás cuál es su tope (si has escuchado un chasquido ya es tarde). Lo ideal
sería abrirlos a 90 grados. Sí, tienes razón, no es lo más cómodo para leer,
pero quizás sí para el bienestar de nuestros libros.
6. No
subrayes, escribas, guardes o pegues nada en los libros… y no dobles las
esquinas de las páginas.
Existe infinidad de actos que se pueden
realizar sobre un libro y que bien pudieran ser considerados como actos
vandálicos sobre bienes personales. Si lo que quieres es conservar tus libros
por el mayor tiempo posible, por favor, no hagas nada de lo que enumero a
continuación:
·
Subrayar frases o pasajes que
te parezcan interesantes.
·
Escribir notas en los márgenes.
·
Arrancar hojas porque te
encantan o porque odias lo que dicen.
·
Doblar las esquinas de las
páginas para marcar por dónde vas.
·
Usar marcadores no apropiados:
flores, hojas, marcapáginas de baja calidad de impresión (una baja calidad de
impresión puede dejar manchas en las páginas de los libros), objetos con cierto
grosor…
·
Usar marcadores con pegamento
(posits). Estos pueden decolorar el papel e incluso dañar la tinta.
·
Usar libros para calzar mesas o
sillones.
·
Utilizar los libros como
posavasos.
…
7. No
comas o bebas mientras estás leyendo un libro… ¡Y lávate las manos antes de
leerlo!
Seguro que tu adicción por los libros hace
que no puedas parar de leerlos. Lees al despertar, en el transporte público, en
las esperas, en el baño (ya sabes lo que pienso de la humedad y olores), en los
viajes… Y también lees mientras estás comiendo o tomando un aperitivo. Mucho
cuidado con esto, por favor.
Las manchas de grasa que puedes dejar sobre
las páginas del libro son difícilmente reparables, por no hablar de los
líquidos (agua, café, leche…) o restos de comida que pudieran quedar entre las
páginas (migas de pan, sobre todo). Un descuido o un accidente nos puede pasar
a cualquiera, por eso (y por el bien de tu colección de libros) trata de evitar
comer y beber mientras estás leyendo.
Ah… y muy importante: Si acabas de terminar
de comer y te dispones a leer, lávate las manos. Esto evitará traspasar
posibles restos de grasa, comida u olores a los libros. Bueno, casi mejor,
lávate y sécate bien las manos siempre antes de empezar a leer.
8. Ten
mucho cuidado cuando saques los libros fuera de casa.
Los libros son para disfrutarlos en cualquier
lugar y momento. Esto hace que sean fieles compañeros de viaje y te acompañen
allá donde vayas. A la hora de transportarlos pueden sufrir daños accidentales
al meterlos en la mochila o en el bolso. Daños como rasguños y manchas en las
tapas o cubierta, o el doblamiento de las páginas. Para ello te recomiendo
utilizar una funda para «vestir» tu libro para que pueda volver a casa tal y
como lo sacaste de la estantería.
Por otro lado, las inclemencias del tiempo (hablo
de la lluvia) pueden causar estragos en tus libros si no los transportas en un
lugar en el que queden bien protegidos. Para este caso puedes llevar siempre
contigo una bolsa con cierre hermético y guardar ahí el libro ante las
adversidades climatológicas.
También tienes que tener cuidado si lees de
pie en el transporte público y se tropieza alguien sobre ti. Esto podría dañar
el libro, sobre todo doblar sus páginas. Trata de proteger siempre el libro
ante este tipo de situaciones.
Para finalizar, aunque hay muchos más
peligros, si estás leyendo bajo un árbol en el parque es probable que caiga
sobre el libro alguna sustancia no identificada. No te diré que leas con un
paraguas o con el libro metido en la bolsa hermética, pero sí que trates de
evitar los árboles en floración y que tengan nidos de pájaros.
9. Una
vez que termines de leer el libro déjalo de nuevo en su sitio.
Un libro que no está en su sitio es un libro
perdido… o que puede sufrir cualquier accidente. Cada vez que termines de leer
un libro, colócalo de nuevo en su lugar. Con esta acción podrás evitar que
quede a la vista de cualquier persona que no tiene tanto amor y aprecio por los
libros. Ya sean amigos, familiares o animales de compañía (como perros o
gatos). ¿Quién no se ha sentado alguna vez en el sofá sobre un libro oculto
tras un cojín? ¿O quién no ha visto a alguien apartar de malas maneras un libro
que está sobre la mesa? Por eso, se responsable de tus libros si quieres
mantenerlos en perfectas condiciones el máximo tiempo posible.
Por cierto, y no es que tenga que ser un
ritual, pero no vayas con prisa a la hora de colocar el libro en la estantería.
La cuestión es no forzar el libro a colocar ni el resto que está a su lado. Ya
sabes que la encuadernación y el papel de la mayoría de los libros tienden a
ser frágiles y doblarse.
10.
Presta tus libros solamente a personas de confianza.
Existen múltiples formas de proteger tus
libros ante el préstamo a amigos y familiares. Por ejemplo: no dejarlos a la
vista, hacer saber que son tu mayor tesoro e incluso decidir no prestar a nadie
tus libros.
Sin llegar al extremo de no prestar,
pongámonos en el caso de te gusta dejar tus libros a otras personas y que los
disfruten tanto como tú. Ahora bien, recuerda que lo que quieres es mantener el
libro en cuestión en perfectas condiciones… y para eso se tienen que cumplir
las anteriores condiciones.
Yo te recomendaría (sin dudarlo) que los
prestases sola y exclusivamente a personas de tu confianza. Con confianza
quiero decir que prestes tus libros a personas que los tratarán de igual modo
que haces tú.
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