Es incuestionable, que en cualquier área de la actividad humana, una
correcta toma de decisiones debe estar respaldada en confiables fuentes
de información, ya que al consolidarse ésta como un recurso
trascendental y esencial en este proceso, la información crea la
posibilidad de elegir y tomar decisiones rápidas y certeras.
De esta
forma, cuando se van alcanzando los resultados de las acciones
determinadas y planeadas, la utilización correcta de información nos
permite comparar los efectos con los modelos establecidos y en su caso,
situar en marcha medidas correctoras.
“La información es la materia prima fundamental en la toma de decisiones de toda organización”
Dentro de la línea de especialistas que trabajan y participan en el
apoyo al proceso de decisión de los directivos, el autor Chun W. Choo en
su artículo “The intelligent organization: mobilizing organizational
knowledge through information partnerships” (4 : p.6-10) nos expresa que
” El especialista en organización del conocimiento, que es quien domina
las técnicas de empaquetado de la información, alimenta la memoria
organizacional, y crea productos informacionales que facilitan el uso
productivo de las fuentes de información y conocimiento…se identifica
con los especialistas en información: bibliotecólogos y archivólogos, y
constituye aquel agente que “agrega valor” en los niveles de
procesamiento organizativo y analítico”.
El profesional de la información se ha transformado en un
administrador de la misma, elemento que resulta esencial para la toma de
decisiones que favorecerán el desarrollo personal y cultural de la
sociedad. Este actor es quien tiene un conocimiento de la organización
en que se desempeña, teniendo la capacidad de captar lo que ocurre tanto
en el interior (personal/funcionarios) y en el entorno (clientes y
competencia), al establecer canales de comunicación e información
continuamente.
Entre las variables que el este
profesional debe tener en cuenta para el apoyo al personal directivo, se
ubican, entre otras, las diferentes formas de adquisición, las nuevas
directrices en tramas de cooperación y comunidades bibliotecarias, y los
tipos de documentos físicos y digitales.
El profesional de la información, por otro lado, es el responsable de
la dirección y administración de las instituciones responsables del
almacenamiento, tratamiento y diseminación de información, que son las
unidades de información. Estas organizaciones culturales son parte
fundamental en el desarrollo económico, social y cultural de un espacio
determinado.
Según el autor Alfons Cornella, las organizaciones no sólo valorarán
la productividad tangible que generan como entidad, sino que reclamarán
eficiencia a las personas que forman parte de las organizaciones, desde
el punto de vista de saber procesar y utilizar la información crítica en
un contexto en donde la información crece exponencialmente. Para ello
será necesario: saber identificar cual es la información crítica,
conocer que recursos son los más adecuados para localizarla (donde lo
buscarlos), saber buscarlos, gestionar lo que se encuentra en los
recursos identificados y en los que se encuentran por casualidad, saber
filtrarlos y utilizarlos con sabiduría.
En este sentido, el bibliotecólogo cumple un rol de vital importancia
al desempeñarse como gestor de la información y un agente de desarrollo
cultural, al ser poseedor de competencias profesionales ligadas
intrínsecamente al área cultural, administrativa e informacional, que
desde una organización es capaz de poder de incrementar por medio de la
investigación documental, el acervo cultural de la organización y por
ende ser un apoyo indispensable para los directivos decisores en una
organización.
Eugenia Serra y Margarita Ceña (2004) nos señalan algunas de las
variadas competencias que posee el bibliotecólogo y que lo pueden
posicionar como ejecutor de prácticas informacionales que orienten la
toma de decisiones empresariales.
- Conocimiento de la organización a la que pertenece la unidad de información.
- Comprensión y percepción de la unidad de trabajo como parte de una organización.
- La adaptación al entorno.
- El trabajo en equipo y la integración en equipos multidisciplinares
- Gestión de recursos de información y documentación
- Contribuye al aprendizaje continuo en la organización
- Crea conocimiento útil basado en la información
- Crea contenidos digitales
A partir de todo lo mencionado anteriormente, podríamos afirmar
que con todo lo que conlleva esta profesión, el profesional ya debiera
tener conciencia de lo que puede llegar a hacer y en lo que puede ayudar
a una organización, en el sentido de guiarla hacia el camino de una
mejor competitividad en el mercado. Sin embargo y como queda demostrado
en el ejemplo a continuación, la labor de la mayoría de los
profesionales de la información en el ejercicio profesional en unidades
de información en empresas, se limita a ser sólo administradores de
libros, es decir, ordenar, controlar y prestar libros, lo que provoca
como resultado, una visión estática de este espacio de diseminación de
información.
Por lo todo lo anteriormente expuesto, la figura del bibliotecólogo
no debe ser vista (por la sociedad ni por el mismo) como el prestador
de servicios rutinarios y mecánicos, sino como un dinámico profesional
que actúa a nivel multidisciplinario y que es capaz de tener un rol de
envergadura en una organización si se lo plantea y cree en las
competencias que le ha brindado su formación académica.
Fuente: http://www.infotecarios.com/la-toma-de-decisiones-en-la-organizacion-y-el-gran-valor-del-profesional-de-la-informacion-en-su-desarrollo/
Fuente: http://www.infotecarios.com/la-toma-de-decisiones-en-la-organizacion-y-el-gran-valor-del-profesional-de-la-informacion-en-su-desarrollo/
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