jueves, 12 de mayo de 2016

Evolución de los Criterios de clasificación archivística

Durante el año de 1814 fue formulado por Natalis de Wailly, Jefe de la Sección Administrativa de los Archivos Departamentales del Ministerio del Interior de Francia, el Principio de Procedencia o de Respeto a los Fondos en donde estipuló que los documentos deberán ser integrados en los mismos fondos que los creó ya sea institución o persona. A partir de aquí la ciencia archivística moderna se convierte en una disciplina independiente, sin embargo, el respeto a los fondos no garantizaba aún que las agrupaciones a su interior (series, secciones, expedientes) no se mezclaran entre ellas mismas, se reglamentaban las relaciones entre los fondos mas no las que pudieran suceder en sus niveles documentales inferiores. Por tal razón en al año de 1881, H. Von Seybel, propuso un nuevo principio denominado “principio de procedencia y el de respeto al orden original”, el cual dispone que los documentos de un fondo deben mantenerse a lo largo de su vida, en el orden otorgado por su entidad de origen, y clasificar las acciones desarrolladas por cada organización apegándose a su norma y estructura administrativa.
Durante su aplicación en las organizaciones internacionales, numeroso tratadistas de varias épocas, entre los que destacan Sir Hilary Jeninson, Elio Lodolini, Theodore R. Schellenberg, Michel Duchein, Antonia Heredia, Carol Couture, Jean-Yves, Rosseau, Michel Roberge, Ramón Cruz Mundet y Ramón Alberch i Fugueras, han contribuido a la implementación de nuevas aportaciones en la disciplina archivística, concretando con la creación de la Norma Internacional para la Descripción de Funciones (ISDF), realizada por el Comité de Buenas Prácticas y Normas Profesionales en el 2007, la implementación en la construcción de los sistemas de clasificación tres criterios básicos: clasificación orgánico, clasificación funcional y clasificación por asuntos y materias; los cuales son utilizados para organizar, clasificar y materializar en la elaboración de los cuadros de clasificación.
El criterio orgánico postula que los documentos producidos por una institución u organismo no deben mezclarse con los de otros; que para efectos de preservación de la memoria histórica de cada organismo o institución, los documentos deberán permanecer con el formato archivístico de su origen. Este criterio fue fundamental en los organismos generadores de la información hasta el siglo XX, donde la evolución de las instituciones, el crecimiento de la información interinstitucional y diversas teorías archivísticas, ponen en tela de juicio la eficiencia del mismo considerándolo rígido e inestable ante las actuales demandas en el campo de la información.
El criterio de clasificación funcional intensifica su desarrollo en las atribuciones, competencia, funciones y actividades realizadas por los organismos, en vez de en su estructura orgánica, permitiendo ser una mejor herramienta en la elaboración de cuadros de clasificación, priorizando su desarrollo en una estructura jerárquica que refleja la actividades y funciones de una organización, utilizando sistemas poli jerárquicos a diferencia a los mono jerárquicos empleados en sistemas de clasificación orgánicos, permitiendo más estabilidad ante las modificaciones orgánicas de la institución. Hay quienes se oponen a este criterio por considerarlo subjetivo en su diseño ya que es homogéneo e independiente a las necesidades específicas de cada organización, argumentado que un sistema de clasificación se debe de acoplar a las necesidades específicas de cada organización apegándose a sus propias normativas, tanto jurídicas como administrativas, adecuando el sistema a la organización y no la organización al sistema.
El criterio de clasificación por asunto y materias se deriva de los sistemas de clasificación bibliotecarios mejor conocidos como “Sistemas de Clasificación Decimal Universal”, propuesto por Melvin Dewey en 1876 y empleado en México entre los años treinta y setentas a falta de sistemas clasificatorios mejor diseñados y enfocados singularmente a las organizaciones, este sistema construye cuadros de clasificación desagregados en bloques o intervalos de diez materias, convirtiéndolo en un sistema rígido ante los dinámicos cambios en las organizaciones e ineficiente en las funciones desempeñadas por estas.
Hoy en día siguen los debates teóricos en la implementación de los sistemas adecuados para las organizaciones buscando encontrar soluciones a corto plazo e implementado criterios de clasificación mixtos, los cuales nos permiten vislumbrar importantes acuerdos sobre clasificaciones en organizaciones internacionales, siendo cierto que este tema se encuentra en una constante adecuación de los criterios para enfrentar las crecientes exigencias de las necesidades archivísticas.
Lic. Pablo Ezequiel Picazo Hernández
Analista de la Dirección General de Difusión
e Imagen, del Instituto Morelense de Información
y Pública y Estadística

Fuente:http://www.imipe.org.mx/blog/2013/09/clasificacionarchivistica/

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