sábado, 5 de diciembre de 2015

El encaje de patentes y derechos de autor con los DDHH, según la ONU


Farida Shaheed es una socióloga pakistaní que ejerce comoRelatora Especial de la ONU en materia de derechos culturales ante la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
El pasado mes de marzo, Shaeed hizo público un informe (PDF) en el que analizaba el modo en que los derechos de autor influían sobre la promoción de las artes y las ciencias. El tono del documento era sorprendentemente agresivo hacia los lobbies internacionales de protección del copyright, y dejaba muy claro que dichos derechos no constituían derechos humanos: “[Vincularlos] constituye una ecuación falsa y engañosa”.
“El derecho a la protección de la autoría recae en el autor o autores humanos cuya visión creativa dio forma a la obra, aún cuando los derechos se hayan vendido a un editor o distribuidor”, recordaba el informe, para después señalar que los regímenes de derechos de autor vigentes concedían más importancia y protección a estos últimos que a los creadores: “los editores y distribuidores suelen ejercer más influencia sobre la elaboración de leyes que los autores individuales, pese a que sus intereses son divergentes y en ocasiones opuestos”.

Tras los derechos de autor, le llega el turno a las patentes

Hace un mes, Shaheed volvió a la carga con un nuevo informe (PDF), en este caso analizando la relación entre Derechos Humanos y patentes:
No existe un derecho humano a la protección de patentes. El derecho a la protección de los intereses morales y materiales no puede ser utilizado para defender un marco normativo de patentes que no respeta de manera adecuada otros derechos. [...] Las patentes otorgan a sus titulares el poder de vetar a los demás el acceso [a los conocimientos patentados], lo que niega el derecho del público a participar de los avances científicos y culturales. Un enfoque basado en los Derechos Humanos exige que el alcance de las patentes no sea tan amplio como para interferir con la dignidad y el bienestar de los seres humanos. Cuando los derechos de patente y los Derechos Humanos entran en conflicto, éstos últimos deben prevalecer“.
El informe prosigue señalando que las patentes son una herramienta política que pueden ayudar a fomentar la innovación y el desarrollo científico y tecnológico, pero que requieren de una mayor precaución a la hora de evaluar sus efectos positivos frente a los negativos, dependiendo del contexto y de las tecnología implicadas.
La autora propone, igualmente, algunos pasos que se deberían dar para hacer realidad a esa deseada coordinación entre la defensa de las patentes y de los DDHH:
“Los instrumentos internacionales de propiedad intelectual, incluidos los acuerdos comerciales, deben negociarse de manera transparente. Las legislaciones de patentes de ámbito nacional deben adaptarse y revisarse en foros que promuevan una amplia participación. Y las empresas que se benefician de las patentes del sector farmacéutico deben revelar información sobre los costos de los medicamentos en desarrollo, qué elementos influyen en su coste y las sumas que reinvierten en I+D+i”
Imagen | Wikipedia
Vía | Techdirt

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