Leonardo López
leus@unam.mx.
Facultad de Ciencias, Universidad
Nacional Autónoma de México
Av.
Universidad 3000, Circuito Exterior S/N
Delegación Coyoacán, C.P. 04510
Ciudad Universitaria, D.F.
México
Delegación Coyoacán, C.P. 04510
Ciudad Universitaria, D.F.
México
Resumen
Para
celebrar su 50 aniversario, el Museo
Nacional de Antropología e Historia inauguró, en septiembre del 2014, una
exposición temporal nunca antes vista, titulada “Códices de México, Memorias y
Saberes”. Con esta muestra, el propio Instituto Nacional de Antropología e
Historia, a 75 años de su creación, compartía
al público asistente 44 códices resguardados en la Bóveda de Seguridad de la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia; con la finalidad de difundir la
belleza, relevancia patrimonial y
sabiduría contenida en ellos.[1]
El
tratamiento museístico de documentos originariamente archivísticos resguardados
en una biblioteca ha sido el principio del conjunto de reflexiones que
convergen en este trabajo, donde se cuestiona no solo sobre el acceso y la
relevancia patrimonial y social de dichos documentos sino sobre la preservación
y difusión de la información que contienen.
Palabras
clave: archivística, museología, documento,
información, resurrección documental.
Visão geral
Para
comemorar seu 50º aniversário, o Museu Nacional de Antropologia e história,
inaugurado em setembro de 2014, um nunca antes vista exposição temporária,
intitulado "Códices do México, memórias e conhecimento". Com esta
exposição, o Instituto Nacional de Antropologia e história, 75 anos após sua
criação, compartilhou os 44 manuscritos público mantidos no cofre segurança da
biblioteca nacional de Antropologia e história; a fim de espalhar a beleza,
relevância patrimonial e sabedoria contida nelas.
Museu
tratamento dos documentos de arquivo originalmente mantidas em uma biblioteca
tenha sido o início do conjunto de pensamentos que convergem neste trabalho, onde
questionou-se não apenas no acesso e a equidade e a relevância social desses
documentos, mas sobre a preservação e difusão das informações que eles contêm.
Palavras-chave: arquivística, museologia,
documento, documentário ressurreição.
Overview
To celebrate its 50th anniversary, the National
Museum of anthropology and history opened in September of 2014, a never before
seen temporary exhibition, titled "Codices from Mexico, memories and
knowledge". With this exhibition, the National Institute of anthropology
and history, 75 years after its creation, shared the audience 44 manuscripts
kept in the safety vault of the National Library of anthropology and history;
in order to spread beauty, patrimonial relevance and wisdom contained in them.
Museum treatment of originally archival documents
kept in a library has been the beginning of the set of thoughts that converge
in this work, where questioned not just on access and equity and social
relevance of these documents but on the preservation and diffusion of the
information they contain.
Key words: archival science,
museology, document, documentary resurrection.
Introducción
En la
archivística latinoamericana no es difícil encontrar documentos de formatos,
materiales y formas diferentes a los usuales para el mundo europeo. Elio
Lodolini refiere: “La inclusión de pinturas entre el material documental podría
hacerse remontar a una tradición archivística nada menos precolombina…”
(Lodolini 1993, p.79) En los códices convergen el valor informativo, con el estético
y en algunos casos, su impresionante belleza sobrepasa los límites de la
comprensión informativa; comprensión, que en estas épocas puede ser muy
limitada por cuestiones de lengua y cultura.
No es
raro entonces que dicha valoración estética pueda causar la admiración
necesaria como para tomarse por principal, dejando de lado el valor informativo
y de fe pública por el que dicho documento fue creado.
La
Conquista, con todo lo que implica, hizo desaparecer de México prácticamente
toda la documentación precolombina y la que se conserva, de alto valor
estético, se encuentra sobre todo en Europa. De suerte que los códices de
México son esencialmente coloniales, con características muy específicas de la
mezcla cultural que aportó la circunstancia histórica y cuya elaboración
responde a las necesidades de dicha sociedad. Sorprendentemente, varios de
estos códices formaban parte del cuerpo documental perteneciente a archivos
municipales donde “aún hoy las comunidades recurren a ellos como fuente
histórica, respaldo legal y símbolo de identidad.” (Códices de México,
Introducción).
Frente
a este señalamiento, es de llamar la atención que “Por primera vez, en su
historia, los códices resguardados en la Biblioteca Nacional de Antropología e
Historia se muestran al público” (Códices de México, Introducción). Cabe aclarar que los códices originalmente de
archivos municipales que resguarda el Museo Nacional de Antropología de México son
frecuentemente donaciones de documentos que eventualmente fueron robados de la
institución que los custodiaba. En estas
circunstancias es inevitable no reflexionar y he aquí precisamente este
conjunto de reflexiones que he agrupado temáticamente.
Resurrección
documental
“No estaba muerto, andaba de parranda…”
Guillermo González Arenas, El muerto
vivo. 1965.
Muy distinto a un documento extraviado dentro
del acervo, al que podríamos referirnos como dormido. No hay desgracia mayor
que perder lo que se custodia. Más que perdido o traspapelado: secuestrado es
un término más acorde para designar la situación de un documento que ha sido
extirpado deliberadamente del cuerpo documental al que pertenece, para terminar
en manos extrañas. Convirtiéndose así en un documento público para el disfrute
privado; frecuentemente fuera de su país de origen. En este sentido el
documento ha muerto para el grupo social al que pertenece. Que los azares del
destino permitan que nuevamente regrese a su país de origen no significa que
sea nuevamente trasplantado a su lugar original. Dejar el inframundo y regresar
al mundo de los vivos no es una situación fácil; ni siquiera para un documento.
En fin, la resurrección documental se refiere a la aparición súbita
(generalmente por donación) fuera de la institución que lo custodiaba de un
documento desaparecido. En la mayoría de los casos la desaparición no se hace
pública y el duelo se vive a puerta cerrada, sin novenario ni velorio. La
resurrección es pues un acontecimiento de celebración embarazoso como el muerto
que se levanta de su féretro en una misa de cuerpo presente.
Implicaciones
Morales
Evidentemente
la primera reflexión debe ser moral. El secuestro documental implica
necesariamente un ilícito, que para cometerse en muchos casos cuenta con la
complicidad de alguien de la comunidad a la que este documento pertenece o
incluso de la propia institución que lo custodia. Es injustificable un acto de
esta naturaleza, sea cual sea la recompensa prometida a cambio. Un acto tal
solo responde a la ignorancia. Es sorprendente entonces deducir que quien es
capaz de cometer un ilícito de este tipo cuenta necesariamente con cierta
cultura, aunque desviada. Evidentemente, quien forma parte del grupo social del
documento en cuestión, que coopera con un acto de este tipo es tan ignorante
que no alcanza a visualizar el daño que se hace así mismo, a su sociedad y su
descendencia.
Sobre la seguridad
Un tema recurrente en archivística es el ataque frecuente
al que está expuesto el material en custodia. Sabemos (y lo hemos aprendido de
la manera más dolorosa) que la forma más efectiva de someter a un pueblo es
eliminando sus documentos. Lo acabamos de vivir nuevamente con los ataques al
museo de Mosul. Desgraciadamente, contar con dispositivos de seguridad en un
archivo, que no sean alarmas de incendio y clima controlado es mucho menos
frecuente. Frente a la realidad, preferimos mirar hacia otro lado. O es que no
se valora suficientemente la documentación en custodia. Deberíamos comenzar por
reconocer que no cualquier persona, que tenga una formación en ciencias
documentales tiene la integridad moral para custodiar documentos. En otras
palabras deberíamos comenzar a pensar en pruebas de confianza para elegir al
personal de una institución documental. Adicionalmente, la creación de un plan
de seguridad en caso de emergencia que garantice la salvaguarda de la mayor
cantidad de documentación posible, sería conveniente. Finalmente, habrá que
recordar la advertencia vertida por Jaques Derrida: “La pulsión de muerte no es
un principio. Incluso amenaza toda principalidad, toda primacía arcóntica, todo
deseo de archivo. Esto es lo que más tarde llamaremos el mal de archivo.”
(Derrida, p.20)
Problemática de tratamiento
documental
El problema más serio que supone la resurrección documental
es decidir el tratamiento que debe darse a un documento en estas
circunstancias. Los documentos donados al Museo Nacional de Antropología e
Historia, reciben evidentemente un tratamiento museístico en base a su valor
histórico cultural, dando por descontado que dicho documento pertenece a un
cuerpo documental que ha quedado incompleto, y por razones que desconocemos,
aunque la institución afectada esté plenamente identificada, el documento no le
es devuelto. No hay que perder de vista que entre las ciencias de la
documentación la archivística es la más antigua, remontándose a antes de la
escritura (Lodolini 2006, p.15); y que su tratamiento documental contextualiza
cada documento con el cuerpo documental al que pertenece. De hecho los archivos
de concentración aparecieron en el siglo XVI, con el archivo de Simancas.
Propiciando el desarrollo de la disciplina archivística. La apertura de los
archivos para fines culturales e históricos se da hasta el siglo XIX a raíz de
la ilustración, añadiendo tratamientos documentales distintos a los
tratamientos archivísticos administrativos (Paoloni, pp.437-446). Una situación
similar resulta con los libros pertenecientes a una biblioteca fuera de su
acervo. Desde luego, la institución original de resguardo se deberá plantear
las dudas de autenticidad que crea el rompimiento de la custodia institucional.
Sobre las cuales también, posee más elementos para confirmar esta misma. Si
tales dudas generan la pérdida de fe pública; quizá sea razonable que una nueva
institución acoja al documento para su preservación en razón de una valoración
distinta no cuestionada.
Ética
Social
Finalmente, no podemos dejar de lado el compromiso social.
Las instituciones documentales no deben perder de vista que están al servicio
de la comunidad a la que sirven y verdadera dueña del documento, y de la
información que contiene. El depósito institucional representa, la confianza social
en la institución. Un secuestro documental debería ser un acto repudiado por el
colectivo social; así como la resurrección documental es motivo para
alegrarse y sin embargo generalmente la
sociedad es la última en enterarse. ¿Cuántos documentos habrán sufrido el mismo
destino pero no han sobrevivido? ¿Cuántos están aún en cautiverio? Nunca lo
sabremos. Y sin embargo, cuando un documento reaparece, la comunidad científica
se felicita por su recuperación, y lo resguarda para su propia consulta,
asignándole un tratamiento de acuerdo a su valoración muy particular. Entonces
ese documento no resucitará para su colectivo social. Se requiere al menos de difusión,
de buscar la forma de reintegrar la información si no el documento a su lugar
de origen, de contar la historia, de cerrar las heridas, de reconciliar el
pasado. Ya que: “Si queremos saber lo que el archivo habrá querido decir, no lo
sabremos más que en el tiempo por venir.”(Derrida, p.44)
Ejemplo
Sobre la relevancia de estos documentos para su comunidad
servirá como ejemplo el Códice Huichapan, extraído de la comunidad de
Huichapan, en el corazón del territorio otomí. Presuntamente elaborado en siglo XVII y una de
la joyas mostradas en la exposición de aniversario. Este es el único códice conocido con
escritura en lengua ñhañhu, actualmente en riesgo de desaparecer.
En el momento de la conquista, el territorio otomí
representaba la frontera noroeste del imperio mesoamericano. Fue el pueblo
otomí quien cooperó con los conquistadores para la caída de Tenochtitlán, quien
mantuvo a la Nueva España a salvo de los ataques Chichimecas, quien realizó las
expediciones de tierra adentro y quien extendió la conquista hasta su extremo
norte. El códice Huichapan narra su historia del desde el año 1403 hasta 1528 y
los anales de Huichapan y Jilotepec de 1539, cuando se entrega la jurisdicción
al gobierno del cacique otomí Juan de la Cruz y hasta 1632 (Lastra). El Códice
Huichapan parece ser en parte, junto con la tradición oral, el soporte
documental del códice Jilotepec en español antiguo y del que solo se conserva
una segunda copia preservada en el archivo municipal de Jilotepec. Cabe
mencionar que: “De todas las historias de los pueblos mesoamericanos, la de los
otomíes es la menos conocida. […] si uno quiere conocer el curso histórico de
los otomíes, no es raro que se encuentre ante una serie de grandes vacíos y
desconcertantes contradicciones, como si quisieran borrar los varios milenios de
tradición que caracterizan a este llamado “pueblo sin historia.” (Brambila Paz,
p.29).
Referencias
Brambila
Paz, R. [et alt ](2013) Códice de Jilotepec (Estado de México): rescate de una
historia. Zinacantepec, Estado de México: El Colegio Mexiquense, A. C., Gobierno
del Estado de México, INAH.
Derrida,
J. (1997) Mal de archivo: una impresión
freudiana. Madrid: Trotta.
Lastra,
Y. (2006) El Códice Huichapan. México: INAH. [conferencia escrita en formato
DVD]
Lodolini,
E. (1993) Archivística principios y
problemas. Madrid: Anabad.
Lodolini, E. (2006) Storia dell’archivistica italiana. Milano:
FrancoAngeli.
Códices
de México: memorias y saberes. Micrositio de la exposición, disponible en: http://www.codices.inah.gob.mx/pc/index.php [consulta agosto de 2015]
Paoloni, G. (2014) Il documento e le sue istituzioni. Archivi, biblioteche,
musei. En Giuva, L. y Guercio, M. (ed.) Archivistica: Teorie, metodi, pratiche.
Roma: Carocci editore. pp.429 -452.
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