lunes, 19 de octubre de 2015

¿Pueden complementarse la archivística y la bibliotecología? El caso de la descripción de archivos y colecciones en el catálogo de la BNMM


Ana Inés Guerra y María del Valle Ayala[1] - anitaguerrita@gmail.com, ladelvalle78@hotmail.com
Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina
Palabras Clave: Descripción archivística- Accesibilidad documental - Biblioteca Nacional,  Argentina.
Introducción
La descripción de archivos dentro de las Bibliotecas suele ser un tema que despierta debate. Si la archivística y la bibliotecología son disciplinas con diferentes historias y desarrollos, con modos particulares de abordar los objetos que describen, al momento de dar acceso en los catálogos de bibliotecas a los fondos y colecciones que conservan, se presentan algunas disyuntivas que vienen siendo estudiadas y encaradas de diferentes maneras[2]. El objetivo central de esta ponencia es presentar el trabajo realizado en los últimos años en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (en adelante BN), de la República Argentina, en relación a la inclusión de las descripciones de archivos en el catálogo general.
Los comienzos y el relevamiento del tema
Durante los primeros años de trabajo con archivos dentro de la institución, proyecto que comenzó en el 2006[3], se adoptaron las indicaciones recibidas por el Archivo General de la Nación –órgano rector en la materia en el país- en cuanto a las normas internacionales a seguir para su tratamiento técnico. Durante varios años entonces, el acceso a las descripciones de los fondos y colecciones–volcadas en documentos del paquete que ofrece Office- podía obtenerse en la web institucional, aunque no en los catálogos en línea de la Biblioteca.
Tiempo después, en septiembre del año 2010, la BN encara un fuerte proceso de trabajo al adoptar un Sistema Integral de Gestión Bibliotecario (SIGB) -y al Aleph 500 V.20 de ExLibris distribuido por la empresa Sistemas Lógicos como software-[4]. Durante las primeras etapas de trabajo en la institución se migraron distintas bases existentes, se determinaron los campos a utilizar para la catalogación y se definió la parametrización de la circulación del sistema, entre otras tareas[5]. Es en el año 2013 cuando contamos con el aval para comenzar a investigar y a trabajar  interdisciplinariamente, de manera de crear registros en el catálogo general de la BN –ahora unificado- que dieran cuenta del material conservado y consultado en el área de Archivos y Colecciones Particulares.
Este proceso requirió, por un lado, comenzar el relevamiento del problema presentado, es decir, cómo se realizan las descripciones de archivos dentro de las bibliotecas en general y de las bibliotecas nacionales en particular[6]. A la par, fue necesario encarar dentro de nuestra área un proceso de formación específico, relacionado a nuevas herramientas informáticas así como a los formatos más frecuentes para la catalogación de materiales bibliográficos, como MARC 21[7]. Todo esto implicó -y continúa implicando- un fuerte trabajo conjunto con otras áreas y profesionales de la BN.
La disciplina archivística ha buscado diferenciarse de la disciplina bibliotecológica, es por ello que sus profesionales han desarrollado normas específicas (siendo la ISAD (G) la norma internacional con la que en todo caso dialogan las normas nacionales, además de las ISAAR (CPF), entre otras)[8], formatos de intercambio distintivos como el esquema de metadatos EAD[9], así como software diseñados especialmente acorde a esas normativas como ICA-ATOM[10]. Al mismo tiempo y, teniendo en cuenta las diferencias entre ambas disciplinas, existen investigaciones sobre numerosas experiencias y prácticas, que dan cuenta cómo se tratan los materiales de archivo en un entorno bibliotecario, mostrando así una posible articulación entre bibliotecarios y archiveros. Por ejemplo el modo en que, más allá del software que cada institución adopte, el formato MARC puede servir para la descripción de fondos y colecciones[11].
Balance y posibilidades de articulación
En principio, es importante destacar algunas de las ventajas y potencialidades de incluir en el catálogo general de la Biblioteca las descripciones de los materiales de archivo, lo que redunda tanto en la difusión como en el acceso a los fondos y colecciones.
En primer lugar, la integración de este tipo de documentos al espacio (virtual) de confluencia de todo el patrimonio institucional. Esta misma razón es la que otorga mayor visibilidad y posibilidad de que los usuarios encuentren también el material de archivo en el catálogo. En ese sentido es interesante pensar que no sólo se abre esa posibilidad para investigadores especializados sino también para usuarios comunes que pueden “toparse” con material de archivo al realizar consultas también más generales. Esto implica, al mismo tiempo, incluir registros sumarios no solamente de los fondos que se encuentran descriptos en profundidad y a disposición del público, sino también, la creación de registros que informan mínimamente acerca de los fondos y colecciones que la institución conserva, aunque aún no los haya trabajado. En el mismo sentido, se abre la posibilidad de construir enlaces entre distintos recursos a través del propio catálogo (importante si se tiene en cuenta que todos los recursos que almacena la Biblioteca Nacional pueden ser claramente complementarios).
En este último sentido, también la creación de registros realizados en un formato estándar abre una posibilidad futura, la de participar en catálogos colectivos compartiendo esos registros. Esto último adquiere relevancia si se considera que un atributo central de los materiales de archivo es su carácter único, original, es decir, que salvo la existencia de copias, cada fondo o colección sólo se encuentra en un único lugar en el mundo. 
Al mismo tiempo, son reconocidos también los límites que el formato MARC presenta para hacer descripciones multinivel, lo que es imprescindible para el trabajo con fondos de archivo[12]. Es decir, si bien MARC 21 incluye áreas para la descripción de fondos, no pueden describirse los niveles inferiores de la jerarquía. En el mismo sentido, el orden y nombramiento de las etiquetas que este formato ofrece, pensadas para material fundamentalmente bibliográfico y no archivístico, resultan también un problema a tener en cuenta[13]. También puede resultar un problema el hecho de que MARC tiene longitudes máximas por campo que no en todos los casos serían apropiadas para descripciones de fondos que son de carácter más narrativas que lo que requieren los recursos bibliográficos. 
Al mismo tiempo y como se mencionó anteriormente,  la referencia especializada y la comunidad archivística en general recomiendan para el trabajo con archivos la utilización del formato EAD[14] y de los variados software diseñados especialmente para este tipo de descripciones.
El trabajo en la BN
En el año 2013 se trabajó de manera conjunta con la Subdirección de la Biblioteca Nacional y con el Departamento de Procesos Técnicos en la parametrización de la Sub-Biblioteca ARCHI[15], ya que la Unidad Archivos no contaba con dicho espacio en el SIGB. A partir de allí se encaró el trabajo relacionado propiamente a las características de los registros que fueran a describir los fondos y las colecciones, esto es, evaluando el formato MARC y sus campos a utilizar que se correspondieran con los campos que indican las normas internacionales archivísticas ISAD (G)[16]. En virtud de esto, se diseñó una plantilla y se comenzó después a incorporar las descripciones generales de los distintos fondos en el catálogo[17]. Durante los últimos meses de ese año se crearon los registros correspondientes a 13 fondos, subfondos y colecciones que se encontraban hasta entonces abiertos a la consulta pública. 
En relación a este primer trabajo, iban evaluándose y quedando pendiente los temas o problemas a modificar o solucionar en el futuro, como ser el orden en el que se visualizan los campos de cada registro. A la vez se realizó una primera prueba (desechada luego) en relación a la creación de registros para las secciones y series de cada fondo documental[18] y los pasos a seguir en relación a la carga de ítems correspondientes a cada registro.
Simultáneamente a estas tareas se fue redactando una primera versión del instructivo relacionado a la creación de registros de materiales de archivo en el software ALEPH. Las finalidades del instructivo fueron –y siguen siendo- dejar por escrito las decisiones que se toman sobre el modo de trabajar, es un instrumento guía para el equipo de trabajo del área incluido en el Procedimiento General del área y también constituye un insumo que se ha sido incorporado en el manual de catalogación de la institución.
Durante el año siguiente, 2014, se produjeron importantes avances. Se incorporaron todas las descripciones archivísticas en el catálogo, lo que significó la creación de de un registro por cada fondo y/o colección, tanto los que se encontraban abiertos a la consulta como los que aún no lo estaban (56 en total). A su vez, se comenzó a trabajar con el módulo de objetos digitales adquirido ese año por la institución, lo que permitió ubicar las descripciones generales completas y los inventarios (en documentos PDF) correspondientes a cada fondo como documentos disponibles a ser vistos y/o descargados desde los registros del catálogo. Esto se consideró de fundamental importancia, ya que los documentos fueron colgados de tal manera que el sistema de búsquedas del OPAC trae como resultado, siempre que las búsquedas se realicen en el campo “Texto completo”, también los registros cuyos términos se hayan encontrado dentro de los documentos colocados como objetos digitales. Es decir, que amplía notablemente la posibilidad de que un registro sea recuperado en diferentes búsquedas.
El mismo año se comenzó a trabajar en la carga de los ítems correspondientes a cada fondo, concluyendo el año con 11 fondos con sus ítems cargados. Cabe aclarar que se decidió tomar la unidad de conservación, en este caso la caja de archivo, como ítem de los fondos y colecciones, ya que es esta la unidad de préstamos que el área realiza a los usuarios. También se le agregó a los registros, siempre que correspondía, el enlace a la Biblioteca Digital Trapalanda[19], donde el usuario puede acceder a documentación digitalizada y en línea[20].   
En el 2014, comenzó la creación de registros a nivel documento del Archivo de redacción de Qué sucedió en siete días. Cabe comentar brevemente el por qué de la decisión de realizar directamente en el catálogo de la BN el inventario de este archivo en particular, a diferencia de lo que se realiza con el resto de fondos. Por un lado, se trata de un archivo que por sus características, sólo puede ponerse a consulta pública mediante su ingreso en una base de datos de este tipo, es decir, imposible de realizar en documentos del paquete Office por ejemplo[21]. A la vez, entre los años 2006 y 2011 ya se había cargado en una base de datos ISIS documento por documento[22]. Una particularidad a mencionar es que para mantener la relación entre la descripción a nivel fondo y a nivel documento de este archivo se utiliza el campo 773 de MARC[23]. Esto último permite recuperar desde el OPAC la totalidad de documentos (cerca de 1000 registros a la fecha) que pertenecen a este Archivo de manera completa.
En lo que va del año 2015 se continuó con la creación de registros de los fondos recibidos, es decir, que se incorporó como una tarea más que se realiza en el área habiendo finalizado ya el trabajo retrospectivo[24]. También se retomó el tema de la relación entre registros para los casos que corresponde, es decir, la cuestión de respetar la descripción multinivel, creándose entonces vínculos entre los registros de fondos y subfondos[25].  
En particular, se comenzó a trabajar más fuertemente en la catalogación, es decir, la creación de puntos de acceso normalizados para los registros de materiales de archivo. Si durante los años anteriores se habían incorporado tales puntos en los registros a nivel fondo especialmente en lo concerniente a la creación de autoridades para los productores (personales, familiares o institucionales) de archivos, casi no se había explorado los puntos de acceso temáticos y de género y forma. Para este trabajo fue y es fundamental el vínculo permanente con el Departamento de Procesos Técnicos y la División Control de Autoridades de la institución, de quienes recibimos también instancias de capacitación. De este modo se pudo avanzar en la profundidad de los registros, tanto a nivel fondo como a nivel documento para el caso del Archivo de la revista Qué mencionado anteriormente y de los documentos que se encuentran disponibles en la Biblioteca Digital Trapalanda.
También continúa el trabajo conjunto con el administrador del SIGB en relación a varios temas. Por un lado, continúa la preocupación por el nombre de las etiquetas utilizadas para las descripciones de archivos, que no se corresponden exactamente con las denominaciones archivísticas, para lo cual se encuentra en evaluación la posibilidad de modificar esas etiquetas en la instancia de visualización de los registros de archivo. Otro tema es el orden en que aparecen los campos, para lo cual también queda ver si puede modificarse para la visualización en el OPAC. Como se mencionó anteriormente, se ha avanzado también en el estudio de la posible migración de la base ISIS que cuenta con más de 33.000 registros del Archivo de redacción de Qué sucedió en siete días.
A futuro
Muchos temas a resolver y preguntas sobre cómo seguir se abren a futuro, a lo que podría ser una segunda etapa de trabajo respecto de la inclusión de descripciones de material de archivo en el catálogo de la BN.  Entendemos fundamental continuar realizando el relevamiento acerca de cómo describen otras instituciones depositarias de archivos, así como paralelamente continuar articulando con las mismas.
Como se mencionó más arriba, están en investigación actualmente temas como el cambio de nombres de etiquetas y orden en que se presenta la información en el catálogo. Al mismo tiempo, queda por estudiar la posible migración de la base ISIS. A la vez, continuará la formación en temática de catalogación de materiales especiales y la consiguiente creación de puntos de acceso normalizados. 
Al mismo tiempo, nos proponemos en breve encarar un estudio de usuarios en el que consultemos a los investigadores, entre otros temas, sobre cuestiones relacionadas al catálogo de la Biblioteca y al acceso de instrumentos de descripción de archivos en particular. Entendemos que sus respuestas pueden orientar mejor nuestros esfuerzos al respecto.
Bibliografía
Los enlaces que se incluyen en esta bibliografía y en las notas, se han comprobado en los meses de julio-agosto de 2015.
Araña, Jonathan y Herrera, Clara (2011, Marzo) ICA-AtoM, una buena herramienta para la difusión de los archivos en la web. Ateneo de Madrid. Disponible en: https://www.ateneodemadrid.com/index.php/esl/Media/Files/ICA-AtoM-una-buena-herramienta-para-difusion-de-los-archivos-en-la-web
Arriola Navarrete, Oscar y Rivero Zambrano, Luis Francisco (2013) Archivos y tecnología: una relación necesaria, Códices, vol. 9, n° 1, pp. 125-146, México.
Barber, Elsa (2010) “Avances en el proceso de informatización de la Biblioteca Nacional Argentina. Conferencia en el marco de la 4° Jornada del Instituto de Formación Docente y Técnica N° 35 “Prof. Vicente D’Abramo” (Monte Grande, pcia de Bs. As.) Monte Grande: ISFDyT N° 35.
Barber, Elsa (2012) Palabras de bienvenida al VII Encuentro Internacional y III Nacional de Catalogadores, Buenos Aires, Biblioteca Nacional.
Beati, Claudia y Zeballos, Ignacio (2012, Noviembre) Actualidad de los procesos técnicos en la Biblioteca Nacional de la República Argentina, ponencia en el VIII Encuentro Internacional de Catalogadores, Caracas.
Estivill Rius, Assumpció (2008, Diciembre) Los fondos y colecciones de archivo en las bibliotecas: modelos para su control y acceso. Disponible en htttp://bid.ub.edu/21/estiv2.htm
Giménez, Flavia (2013). Descripción de colecciones de manuscritos: Una propuesta articulada desde la bibliotecología y la archivística. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.900/te.900.pdf
Leresche, Françoise (2008). Las bibliotecas y los archivos: compartir normas para facilitar el acceso al patrimonio. Ponencia presentada en World Library and Information Congress: 74th IFLA General Conference and Council, 156 Cataloguing Meeting. Quebec, Canadá, 10-14 August. Disponible en español en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.150.9501&rep=rep1&type=pdf
Llanes Padrón, Dunia (2014) La normalización de la descripción archivística en Gran Bretaña, EEUU, Canadá, Portugal, Brasil y España después de ISAD (G): procesos y modelos de trabajo. Disponible en: periodicos.unb.br/index.php/RICI/article/download/10594/8956
Rucio Zamorano, María José (2011) “Los archivos personales, fondos visibles en la web de la Biblioteca Nacional de España”. Comunicación presentada en las Quintas Jornadas de Archivo y Memoria. Madrid, 17 y 18 de febrero. Disponible en: www.docutren.com/ArchivoyMemoria/ArchivoyMemoria2011/pdf/5J_Com_30_Rucio_web.pdf




[1] Coordinadora general y asistente técnica en la Unidad Archivos y Colecciones Particulares de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, República Argentina. E-mail: archivosycolecciones@bn.gov.ar 
[2] Resulta muy útil al respecto el trabajo de Assumpció Estivill Rius (2008) en el que analiza los modelos aplicados en las bibliotecas de Estados Unidos y el Reino Unido para describir y dar acceso a materiales de archivo, así como presenta la situación en aquel momento de las bibliotecas de Catalunya. También el trabajo de Leresche (2008), quien presenta la situación en Francia del trabajo conjunto de bibliotecarios y archivistas y el texto de Rucio Zamorano (2011) en el que repasa las decisiones tomadas para trabajar con archivos personales en la Biblioteca Nacional de España.
[3] En el año 2006 se crea el “Proyecto de Organización de archivos y materiales inéditos de la Biblioteca Nacional”, que se transforma en el 2009 en la “Unidad Archivos y Colecciones Particulares”. Para mayor información del área puede consultarse http://www.bn.gov.ar/archivos-y-colecciones-particulares.
[4] Cabe aclarar que dicho proceso es un comienzo y, a la vez, la culminación de un proyecto de adquisición de un sistema integrado de gestión bibliotecaria para la Biblioteca Nacional que comenzó en el año 2007. Para mayores detalles sobre esta etapa consultar Barber (2010).
[5] En relación a todos estos procesos, los equipos de trabajo de la Biblioteca fueron elaborando documentos imprescindibles como el de “Requerimientos de nivel completo para registros bibliográficos MARC 21” (disponible en  la página web de la Biblioteca  Nacional: http://www.bn.gov.ar/recursos-para-bibliotecarios, un Manual de catalogación de la Biblioteca Nacional y también ha construido el Escritorio de Procesos Técnicos (una herramienta que reúne documentación de referencia y recursos necesarios para la catalogación y el trabajo con autoridades). Beati y Zeballos (2012) brindan mas detalles acerca de las tareas previas a la implementación del SIGB Aleph en la institución.
[6] Se viene encarando desde el área un relevamiento de tipo bibliográfico sobre la temática, también relevando páginas web y catálogos web de distintas instituciones (fue en un comienzo fundamental la consulta del catálogo de LC) y, por otro lado, mediante comunicaciones personales vía correo electrónico con otras instituciones y especialistas. En este sentido, nos hemos comunicado hasta el momento con la Biblioteca Nacional de España, la Biblioteca Nacional de Chile, la Biblioteca de Catalunya y el Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional de Bolivia.    
[7] Fuera de las herramientas de Office, sólo habíamos trabajado con una base de datos diseñada en el software Weblis, adaptación del código abierto a partir de CDS/ISIS. Esta base se utilizaba para crear los registros a nivel documento del Archivo de redacción de la revista Qué sucedió en siete días
[8] ISAD (G) son las siglas en inglés de General International Standard Archival Description (Norma Internacional General de Descripción Archivística), publicada por el Consejo Internacional de Archivos (CIA) en 1994, con una segunda edición adoptada en 1999 y traducida al español en el año 2000. La ISAAR (CPF) sirve de guía para elaborar registros de autoridad de instituciones, personas o familias asociadas a la producción de archivos y las ISDF para las funciones y actividades administrativas.
Llanes Padrón (2014) realiza un panorama a nivel internacional respecto de las normas seguidas en los países con mayor tradición en la materia.
[9] EAD (Encoded Archival Description) es el estándar usado para la codificación de instrumentos de descripción cada vez más difundido en el ámbito archivístico. Precisamente y, a diferencia del formato MARC, la jerarquía es una característica principal de EAD, por lo que puede reflejar el carácter jerárquico de las descripciones de materiales de archivo en sintonía con las ISAD (G).
[10] El ICA-ATOM es el proyecto dirigido por el Consejo Internacional de Archivos (ICA) En Giménez, Flavia (2013) puede obtenerse un detalle de las diferentes herramientas de software, tanto comerciales como no comerciales, utilizadas especialmente para las descripciones de archivo: Collective Access, Marc Edit, Record Express, entre muchos otros. Arriola Navarrete y Rivero Zambrano (2013)  describen a  los tres gestores de archivos de software libre con mayor proyección en la comunidad archivística, a saber: ARCHON, Archivist’s Toolkit y el ya mencionado ICA-Atom. Además se debe mencionar que el Archivo General de la Nación de la Argentina desarrolló el ArGon, software libre que responde a las normativas archivísticas internacionales compatible con las normas EAD, con el objetivo de ponerlo a disposición de diferentes instituciones.
[11] Están las investigaciones  de Estivill Rius (2008) y  Giménez (2013) que relevan estos diversos usos.
[12] Ver por ejemplo Estivill Rius (2008), Rucio Zamorano (2011) y Giménez (2013).
[13] Por ejemplo el término “Autor” en vez de “Productor”, así como diferentes campos de “Nota” que corresponden a “Alcance y contenido” y “Reseña biográfica” por mencionar algunos ejemplos.
[14] En este punto, hay que tener en cuenta igualmente que los registros MARC podrían exportarse para ser transformados en EAD usando alguna herramienta de software. También hay quienes plantean que “aunque la aplicabilidad y la solidez de EAD son tentadoras a la hora de aplicarlo como un estándar único, su potencial queda fortalecido cuando se utiliza en conjunción con el formato MARC” teniendo en cuenta la inclusión de registros sumarios en catálogos que integran material archivístico y bibliográfico. Ver Estivill Rius (2008).
[15] La parametrización implicó definir estatus y permisos de ítem, estatus y privilegios de los usuarios, entre otras cosas. 
[16] También a este respecto realizamos la consulta pertinente al Departamento Archivo Intermedio del Archivo General de la Nación, desde donde “se sugiere que si no es posible modificar los nombres/títulos de los campos para que se correspondan con los de las ISAD - G: sólo se completen a nivel fondo documental aquellos que en las ISAD –G son obligatorios (para el caso MARC serían: 24, 245 f, 300 y 340), se agreguen los puntos de acceso y un link a la descripción general del fondo que se encuentra realizada en forma normalizada utilizando las ISAD - G.”. La decisión finalmente fue utilizar más campos y solicitar dentro de la institución se estudie la posibilidad de realizar dichos cambios de nombres. Es por eso que actualmente utilizamos para la descripción a nivel fondo, subfondo y colección los siguientes campos de MARC: 24, 100, 245, 300, 351, 520, 524, 540, 541, 545, además de los puntos de acceso, también se colocan como documentos descargables la descripción general completa y los inventarios y se coloca el link tanto a la lista de fondos que se encuentran en el área como a los documentos digitales si corresponde. 

[17] Para el año 2008 Estivill Rius afirmaba que “La práctica actual de muchas bibliotecas y archivos de utilizar el formato MARC para representar en el catálogo fondos y colecciones a nivel sumario y de enlazar este registro “bibliotecario” con el instrumento de descripción “archivístico” - que describe detalladamente el fondo o la colección en todos sus niveles jerárquicos, y con la capacidad de llegar hasta la descripción de la pieza documental simple-”.
[18] Esta prueba se realizó utilizando los campos que se usan para enlazar recursos principales como por ejemplo publicaciones periódicas, con los registros de sus analíticas.
[19] En el proyecto de la Biblioteca Digital Trapalanda (BDT) se comenzó a trabajar a partir de  2012. Desde  el área de Archivos y Colecciones Particulares se realiza la selección de documentos que por razones legales pueden ponerse a disposición del público en internet, se digitalizan y se suben a la misma. Hasta el momento, puede consultarse en línea dentro de la colección de manuscritos, parte de la correspondencia de los Fondos César Tiempo, Luis Emilio Soto, Dardo Cúneo, Silvio Frondizi, Francisco Soto y Calvo, Bernardo Canal Feijoó y de la Colección Cartas de la Dictadura. Ver en http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/handle/123456789/3. Todos los documentos que se encuentran en la BDT enlazan al registro del fondo al que pertenecen en el catálogo y, a su vez, desde el registro en el catálogo se accede a todos los documentos disponibles en la BDT que forman parte de cada fondo. 
[20] No cabe entrar en mayores detalles en este trabajo, pero la Biblioteca Digital de la institución se asienta en el DSPACE como software, utilizando el esquema de metadatos Dublin Core. Recientemente, la Coordinación de la Biblioteca Digital Trapalanda ha elaborado conjuntamente con la Dirección Técnica Bibliotecológica y el departamento de Procesos Técnicos la Tabla de equivalencias MARC 21 / Dublin Core.
[21] Brevemente, se puede decir que se trata de un típico archivo de redacción, compuesto por aproximadamente 60.000 sobres clasificados temáticamente que tienen en su interior recortes de prensa, fotografías y otro tipo de documentos que servían al trabajo cotidiano en la redacción de la revista. Para mayores detalles sobre el Archivo de redacción de la revista Qué sucedió en siete días, puede consultarse su registro y descripción completa en el catálogo de la BN: http://catalogo.bn.gov.ar/F/.
[22] Dicha base de datos cuenta con un total de 33.887 registros. En el 2014 comenzaron las conversaciones con el Dto. de Procesos Técnicos y la Subdirección de la BN tendientes a evaluar la migración de esta base de datos al nuevo sistema. En la actualidad, este tema se encuentra siendo evaluado por Damián Barrio, administrador del SIGB en la institución.
[23] En cada registro a nivel documento se incluye en el campo 773 el enlace al registro a nivel subfondo del Archivo de redacción de la revista Qué (se trata del campo que se utiliza para enlazar por ejemplo el registro de un diario o revista a los registros de sus analíticas).  Se está evaluando cómo colocar la información pertinente a los documentos en el registro del subfondo, ya que dada la cantidad de la que se trata, no puede colocarse el enlace inverso. Cabe mencionar que este mismo procedimiento comenzará utilizarse en breve para la descripción de los documentos del Archivo de redacción del diario Crónica.
[24] Hasta el momento se encuentran entonces 60 registros correspondientes a fondos, subfondos y colecciones.
[25] Se utilizó para esto el campo LKR en el registro madre y el campo 773 en los registros hijos para relacionar las descripciones a nivel fondo y a nivel subfondo. Pueden verse en el catálogo a modo de ejemplo el Fondo Centro de Estudios Nacionales y el Fondo Pablo Giussan-Julia Constenla. Ver http://catalogo.bn.gov.ar/F/.

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