Vanesa Elizabeth
Berasa
Estudiante de Maestría
en Bibliotecología y Ciencia de la Información
(Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires)
Biblioteca Arata. Biblioteca Central FAUBA
(Buenos
Aires – Argentina)
Resumen.
Este trabajo se centrará en definir las colecciones
especiales (visibles o escondidas) de las bibliotecas, archivos y museos, y el
perfil profesional que debería tener el (bibliotecario, archivista, museólogo)
gestor de estos acervos. Se enumerarán las competencias necesarias que el gestor
de colecciones especiales debería poseer y las cuestiones éticas relativas a su
labor.
Palabras clave.
Colecciones especiales. Libro antiguo. Libro raro.
Fondo antiguo. Fondo raro. Obra rara. Archivos. Colecciones escondidas. Hidden
collections. Ética profesional. Gestor de colecciones. Gestión de colecciones.
Gerente de coleções especiais: competência
profissional, valores éticos e
heranças custódia
Resumo: Este trabalho vai se concentrar na definição das coleções especiais (visíveis ou ocultos) de bibliotecas, arquivos e museus e perfil profissional que deve ter o (bibliotecário,
arquivista, museólogo) gerente dessas coleções. As habilidades
necessárias que o gerente de coleções
especiais deve ter e questões
éticas relacionadas com o seu trabalho
são listados.
Palavra-chave: Coleções especiais. Livro antigo. Livro raro. Fundo antigo. Fundo raro.
Obra rara. Arquivos. Coleções
escondido. Ética profissionais. Gerente de coleção. Gestão
de coleções.
Manager of special
collections: professional competence, ethical
values and heritages custody
Abstract: This work will focus on defining the special collections (visible or hidden) of
libraries, archives and museums, and professional
profile that should have the (librarian, archivist, museologist) these collections
manager. The necessary skills that the manager should have special collections and ethical issues related to its work are listed.
Keywords: Special collections. Ancient book. Rare book. Ancient collection. Unusual collection. Rare work. Archives.
Hidden collections. Professional ethics. Collection manager.
Collection management.
Este libro tiene poros, tiene facciones. Este libro
puede colarse bajo el microscopio. A través de la lente encontraría vida,
huellas del pasado en infinita profusión. Cuantos más poros, más detalles de la
vida verídicamente registrados puede obtener de cada hoja de papel... (Ray Bradbury, Farenheit 451)
Introducción.
Las
colecciones especiales son una parte importante del patrimonio histórico y
cultural de un país en particular y de la Humanidad en general.
En
este trabajo se tratará de definir y clarificar cuestiones relativas a: ¿Qué
son las colecciones especiales? ¿Qué similitudes y diferencias tienen con
respecto a un fondo antiguo y/o a un fondo raro? ¿Qué es un libro antiguo? ¿Qué
es un libro raro? ¿Qué son las colecciones escondidas?...
Colecciones especiales y colecciones escondidas (libros raros, libros
antiguos, libros curiosos, libros preciosos, material de archivo, etc.):
algunas definiciones.
Los
tipos de materiales que pueden llegar a conformar una colección especial, son
muy variados en cuanto a formatos, períodos y temáticas abarcados,
denominaciones... Colecciones especiales, fondo antiguo, libros raros y
curiosos…
Sin
importar cómo se llame la colección, seguramente en algún momento formó parte
de las llamadas “colecciones escondidas”.
Las “colecciones escondidas” o “hidden collections”
son las colecciones o acervos de las bibliotecas, archivos y museos, que se
encuentran sin procesar ni catalogar, razón por la cual, no son visibles para
el público ni para otras instituciones, ya que no están presentes en los
catálogos, no poseen finding aids, no forman parte de exposiciones, etc.
Estas colecciones pueden ser o no especiales. Sin embargo, generalmente
estas “colecciones escondidas”, al analizarlas, resultan ser acervos
conformados por libros raros, libros antiguos, manuscritos y materiales de
archivo, es decir; son fondos conformados por distintos tipos de materiales y
documentos que comúnmente conforman las llamadas “colecciones especiales” de
una biblioteca.
¿Qué se entiende por “colección especial”?
Muchas veces, y como lo afirma William Joyce (1984), se cree
erróneamente que la palabra “especial” connota exclusividad y distinción. Sin
embargo, generalmente las colecciones especiales son un acervo que los
administradores de bibliotecas o directivos de las instituciones buscan evitar.
O al menos, esto era así hasta hace unos años, antes de que la puesta en valor
de estos acervos fuera una tarea prioritaria en las agendas de los
administradores de bibliotecas y archivos, que existieran fondos para financiar
este tipo de proyectos, y que las instituciones, archivos y bibliotecas que los
albergan sean revalorizadas y enaltecidas gracias a ser poseedoras de este tipo
de colecciones.
Asimismo,
a menudo, se cree que las colecciones especiales están conformadas sólo por
libros antiguos y manuscritos. Como consecuencia de ello, se emplea
indistintamente y como sinónimos a los términos fondo antiguo, fondo raro o
curioso, colecciones especiales, colecciones de manuscritos, etc. Sin embargo
esto no es así: Los libros antiguos pueden no ser raros, los libros raros
pueden no ser antiguos, un fondo antiguo puede o no poseer manuscritos, y las
colecciones especiales pueden estar conformadas por uno o muchos tipos de
materiales que pueden o no ser libros antiguos, libros raros, materiales de
archivo, panfletos, manuscritos, fotografías, etc.
¿Qué se entiende por “raro”?
La
antigüedad, la belleza, la rareza, etc., le dan al documento un valor
archivístico, que los convierte en objeto digno de ser preservado como parte
del patrimonio histórico y cultural de un lugar o institución.
Para
tratar de definir a un libro o a cualquier otro tipo de material u objeto como
“raro”, se debe primero definir qué se entiende o que alcance se le dará al
término “rareza”.
Frecuentemente
se trata a un libro antiguo, justamente por su antigüedad, como libro raro. Sin
embargo, si bien en muchos casos, los libros antiguos también son raros, esto
no siempre es así. La antigüedad no conlleva intrínsecamente la rareza.
Asimismo, que un libro sea considerado “bello”, tampoco significa que sea raro.
Ana
Virginia Pinheiro (2009) diferencia las nociones de Raro, Único y Precioso de
la siguiente manera:
“Raro
es aquello que es tratado sobre esta aceptación en cualquier lugar – lo que es
raro en Brasil, también lo es en América del Norte, en Europa, en Asia. Único
remite a la idea de “ejemplar único conocido”, relevándose la existencia de
acervos potencialmente raros, no identificados, en bibliotecas, archivos y
museos, guardianes de libros. Cuando se identifica un ejemplar, no se puede
tener la certeza de que sea efectivamente un ejemplar único, en el mundo (Cf.
FLAUBERT, 19-?, p. 78-83). Precioso abraza las nociones de posesión e
identidad”.
Entonces, ¿cuándo es raro un libro?.
De acuerdo a Mindiln (1997) citado por Santos y Albuquerque
(2012): “El libro puede ser raro, por ejemplo, por haberse impreso pocos
ejemplares, o por no haberse conservado los que se imprimieron, por el interés
del texto, por ser una primera edición o por tener una revisión del propio
autor”. Básicamente todo libro que se busca y no consigue encontrarse con
facilidad o en abundancia disponible en el mercado o en alguna biblioteca, es
raro.
Siguiendo esta línea, Santos y
Albuquerque (2012) también citan a Moraes (2005), quien afirma: “La búsqueda
es lo que vuelve valioso a un libro. Lo que lo vuelve buscado es ser deseado
por mucha gente y lo que lo hace deseado es un conjunto de factores, de
particularidades inherentes a cada obra”.
De acuerdo a lo visto hasta
ahora, un libro raro es un ejemplar escaso o único en el mercado o en las
bibliotecas, y esta escasez y demanda, lo vuelven “más” valioso. Por ello, la
rareza muchas veces está asociada con un alto valor económico, con una alta
cotización en el mercado del libro. Esta, es la mirada que apunta a creer que
todo libro antiguo es raro por añadidura; de que “los
libros antiguos son raros porque son menos accesibles, y por lo tanto, más
difíciles de ser localizados” (Sant’Ana, 2001).
A esto, cabe
agregar otros factores que contribuyen a darle su carácter de ejemplar único y
su rareza dotada por las características individuales y propias del ejemplar
estudiado, y que en general, son características y marcas que dan cuenta de su
historia, de su historiografía.
“Los autores
definen una obra como rara por factores individuales, esto es, se precisa
analizar cada libro de acuerdo con su historia (Pinheiro, 2007) y destacan
también que la importancia de la obra no está solamente en aspectos externos
como, por ejemplo, ilustración, tapas, iluminados, grabados de alta relevancia,
mas también en factores internos siendo autógrafos de autores renombrados,
marca de ex-libris, contenido de la obra en cuanto a relevancia del texto,
entre otros. Los factores son diversos y no siempre siguen un padrón, mas
dependen del contexto en que la obra será analizada.
Pueden,
existir obras que, independentemente de estar en bibliotecas particulares de bibliófilos
o en instituciones resguardadas por profesionales de la información, serán
catalogadas como raras, esto es, obras que serán raras en qualquier lugar” (Santos y Albuquerque, 2012).
Cierto es, que
“un libro antiguo
trae en sí mismo las marcas de su forma de producción artesanal, sirviendo como
un documento representativo de los procesos utilizados en la época para la
transmisión de informaciones. Asimismo, la propia estructura del libro (su
forma de encuadernación, tipo de papel usado, ilustraciones, etc.) es una rica
fuente de informaciones sobre el modo de pensar la cultura de un determinado
período de la historia, llegando a la conclusión de que todas las obras
publicadas de forma artesanal deben ser preservadas como raras.
Debido a la forma manual de impresión de libros, pueden existir diferencias
entre los ejemplares de una edición, pues errores de tipografía detectados
durante el trabajo de impresión eran corregidos apenas en las próximas copias.
De esta misma forma, una tirada dada podía presentar dos o más ejemplares
distintos, los llamados “estados” de la tirada” (Sant’Ana,
2001).
Con estas
características, el “libro antiguo” posee muchas particularidades que lo
convierten en “libro raro”. Siguiendo esta misma lógica, si el “fondo antiguo”
está compuesto por libros antiguos, y los libros antiguos generalmente también
son libros raros; las denominaciones fondo antiguo y colecciones de libro raro
o fondo raro, son usualmente usadas de manera indistinta y como sinónimos.
En los criterios de rareza de
muchas bibliotecas, se considera, desde el punto de vista cronológico, la
antigüedad de un documento, para considerarlo como raro (este es el caso de los
incunables). Siguiendo esta línea, encontramos además, que estos criterios
clasifican como obras raras a las ediciones clandestinas, ediciones de tiraje
reducido, obras agotadas, ediciones especiales (de lujo para bibliófilos),
colecciones especiales (ejemplares con anotaciones manuscritas, dedicatorias,
autógrafos; obras con encuadernaciones bellas o raras; ejemplares con ex-libris
importantes).
Entonces, según lo visto, cabe
decir que es importante definir los criterios de rareza que adoptará la
institución. Estos criterios tendrán en cuenta el límite histórico-cronológico,
valor cultural, características propias del ejemplar, aspectos bibliológicos,
investigación bibliográfica, etc.
Para Sant’Ana
(2001) “las obras raras deben ser consideradas como un aspecto específico de
un conjunto mayor, que serían las colecciones especiales, dentro de las
bibliotecas”.
Para entender
qué se entiende por Colecciones Especiales, es útil tener en cuenta las
definiciones de Lee y de Bengstone citadas por Azevedo (2013):
“Las
Colecciones Especiales pueden ser definidas como elementos impresos, tales como
libros raros, cartas y cosas efímeras que tradicionalmente ya fueron
clasificados como colecciones o conservados bajo condiciones de uso
restringido. Además, incluye elementos
que se encontraban originalmente en algún tiempo, en algún lugar, acervo en
curso, y que se tornaron especiales por su antigüedad” (Lee, 1993).
“Son
denominados como Colecciones Especiales
los elementos considerados por una institución a fin de promover la
preservación y reunir en beneficio de determinada comunidad científica. Los
temas de seguridad y medio ambiente son fundamentales en proyectos de esta
naturaleza. Los ítems en las Colecciones
Especiales muchas veces tienden a estar en mejores condiciones
que el material circulante normal, por el hecho de estar protegidos, reparados
y usados con mucha menos frecuencia” (Bengston, 2001).
Gestión de colecciones especiales.
Dentro de una biblioteca, archivo o museo, toda colección es gestionada.
Las colecciones especiales también lo son.
Joyce (1984) afirma que los “libros raros pueden ser integrados dentro
del desarrollo de colección, acceso, catalogación, conservación y servicios de
referencia de la biblioteca”. A diferencia de los procedimientos archivísticos,
que “no encuentran tal adaptabilidad”. En parte debido a que el acceso, almacenamiento,
ordenamiento y descripción son hechas a nivel colección y no a nivel ítem. Sin
embargo, ambas –bibliotecas y archivos- poseen similitudes respecto a políticas
de conservación y servicios de referencia y atención al usuario.
La gestión de colecciones especiales incluye tareas como la
catalogación, la preservación, el almacenamiento, el préstamo, la difusión, el
desarrollo de la colección, etc.
Para poder llevar adelante todas estas tareas con eficiencia y tener un
control y planificación global de las mismas, el gestor de colecciones
especiales necesita contar con un conjunto de conocimientos, habilidades y
competencias.
Competencias del gestor de colecciones
especiales: ética y perfil profesional.
En la formación y capacitación del gestor de colecciones especiales,
¿cuáles son las competencias necesarias? ¿Cuáles son los desafíos?
No se puede dejar de tener una conciencia y una formación ética, una mirada
de los profesionales bibliotecarios y archivistas, no sólo como gestores de
colecciones especiales sino como administradores de acervos de memoria, como
“custodios de la memoria”.
En la formación del bibliotecario, del archivista, del museólogo; es
impensable tener en cuenta a la preservación de acervos en general, no
solamente de lo histórico. La arquitectura de la biblioteca, del archivo, del
museo, de los depósitos, debe incluir a la preservación.
En el año
2008, la Sección de Libros Raros y Manuscritos de la American Library
Asociation (ALA/ACRL/RBMS), publicó una guía sobre las competencias que los
gestores de colecciones especiales deberían poseer. En esa guía se enumeran una
serie de competencias fundamentales y específicas.
Entre las
competencias fundamentales enumeradas, cabe destacar las siguientes:
- Entender la
historia, la teoría y las prácticas profesionales relativas a los materiales
que generalmente forman parte de las colecciones especiales, incluyendo libros
antiguos, mapas, fotografías, manuscritos, material efímero, material de
archivo, obras de arte, material audiovisual, materiales digitales, etc.
- Poseer conocimientos de los diferentes
idiomas presentes en la colección.
- Estar
familiarizado con los estándares, guías, códigos de ética, tendencias, códigos
de ética y legislación asociadas con las colecciones especiales, los materiales
que las conforman, y su gestión.
- Estar comprometido con la formación continua.
- Desarrollar
y mantener conocimientos de tecnologías necesarias para la diseminación,
difusión y gestión de los materiales especiales.
- Conocer la legislación vigente sobre el tema y sobre cuestiones éticas
(legislación sobre tráfico de bienes patrimoniales, derechos de autor,
información reservada, impuestos, donaciones, legados, normas de descripción,
etc.).
- Poseer nociones básicas de conservación y preservación de los
documentos para su salvaguarda y manipulación. En este apartado se incluye lo
referente a la seguridad de las colecciones contra robo, catástrofes naturales
y vandalismo.
- Poseer conocimientos relativos a la tarea de desarrollo de la
colección (conformación de colecciones, gestión de fondos presupuestarios,
relaciones con donantes, etc.).
A estas
competencias ya mencionadas, se le agregan
las enumeradas por Schreyer (2006),
entre otros:
- Curiosidad intelectual y pasión por este tipo de materiales
- Conocimiento de idiomas
- Conocimiento de historia del libro y de la imprenta.
- Nociones de bibliofilia.
- Nociones básicas de encuadernación, soportes y estructuras.
- Habilidades de procesamiento archivístico.
- Conocimiento sobre la temática específica de la que trata la colección
(materia o campo disciplinar, autor o personaje, etc.).
- Habilidades de gestión.
- Habilidad de trabajar en equipo y asumir diferentes roles.
- Nociones de bibliografía y bibliología.
Entre las competencias específicas cabe destacar las siguientes:
En lo referente a la conservación y preservación de los materiales que
conforman las colecciones especiales, se puede mencionar que existen principios
éticos para la conservación de materiales de archivo, formulados en la década
del ’50 por Roger Ellis y citados por Baynes-Cope (1988):
-
Ningún proceso
de restauración deberá poder eliminiar, disminuir u oscurecer de alguna manera
el valor del documento como evidencia.
-
Ningún proceso
de restauración deberá ser usado para causar algún daño o debilitar a los
materiales constitutivos del documento.
-
El proceso de
restauración no deberá interferir de ninguna manera con ningún tratamiento
subsecuente que el documento pueda necesitar.
-
El proceso de
restauración no deberá disminuir de ninguna manera la apariencia estética del
material no archivístico.
- Ningún proceso de restauración deberá ser irreversible.
Además,
es necesario tener competencias como curador de la colección. Para ello, el
gestor de colecciones especiales, debe responder intelectualmente por
la colección, no puede ser una persona inactiva o pasiva.
El profesionalismo, la generosidad, el sentido común, los valores éticos
y el respeto por la libertad de expresión, no pueden estar ausentes en el
perfil profesional de los bibliotecarios y archivistas gestores de colecciones
especiales.
En la formación de los profesionales bibliotecarios,
archivistas, museólogos y conservadores, “debería estar presente como un eje
integrador y transversal del ejercicio de la misma [de la profesión], la ética
profesional acompañada por la consciencia del rol social desempeñado y la
responsabilidad que esto conlleva” (Berasa, 2010).
La Association
of College and Research Libraries (ACRL) ha redactado un código de ética
exclusiva para los bibliotecarios a cargo de colecciones especiales. En este
documento, se destacan los siguientes aspectos:
- El gestor de
colecciones especiales no debe tener relaciones comerciales con libreros,
librerías, casas de subasta, coleccionistas privados, etc.
- Deben declinar todos los
regalos, descuentos, etc., de objetos de valor que les otorguen relacionados
con sus labores y deberes laborales. Ejemplo, obsequios personales o regalías
por adquirir obras para la biblioteca siempre en la misma librería.
- No deben retener ítems y documentos
albergados en la colección, o información relacionada con ellos, con fin de
llevar adelante investigaciones propias o particulares.
- Son responsables de mantener
la confidencialidad de sus usuarios investigadores y materiales consultados por
ellos, como lo requieren los reglamentos y estatutos de la biblioteca y
archivo, las leyes de confidencialidad, los acuerdos de donación, etc.
Manuel Pedraza Gracia (2010),
establece una categorización de distintos roles que puede asumir el
bibliotecario gestor de colecciones especiales, y que a la luz del código de
ética redactado por la ACRL, puede suscitar situaciones de conflicto ético:
a)
Bibliotecario
coleccionista. El bibliotecario puede coleccionar documentos de forma
particular. Sin embargo, debe tratar de que el área de su interés no coincida
con la de la biblioteca donde trabaja. Si esto sucediera, no debe competir ni
actuar contra los intereses de la institución de la cual es empleado.
b)
Bibliotecario
comerciante de libros. Como ya se dijo antes, el bibliotecario gestor de
colecciones especiales o de fondo antiguo, “debería abstenerse de realizar
actividades relacionadas con el comercio del libro en las que la biblioteca se
vea relacionada y por las cuales obtenga un lucro personal”.
c)
Bibliotecario
tasador de libros. Esta tarea generalmente es parte de sus funciones habituales
como gestor de colecciones. Por esta razón, no debe reclamar una remuneración
extra respecto de su salario habitual, salvo que realice la valoración para una
institución que no sea aquella en la cual se desempeña.
d)
Bibliotecario
trabajador externo. Tienen el derecho de dedicarse a actividades extras como
docencia, investigación, etc.; mas estas labores no deben entrar en conflicto
con las actividades realizadas en su ámbito laboral.
e)
Bibliotecario
como bibliotecario. Respetar el derecho de privacidad de la información de los
usuarios, donantes, benefactores y proveedores de la biblioteca.
Como responsable de acervos que
conforman el patrimonio histórico y cultural de una nación, de una región, del
mundo; el gestor de colecciones especiales no puede dejar de tener presente
estos valores éticos.
Las instituciones que albergan a
estas colecciones, deben tener presentes estas competencias y valores que debe
poseer el personal a cargo de las mismas, del compromiso que éstos asumen en su
quehacer cotidiano y la importancia y diferencia que resulta el tener
contratado a profesionales calificados para dicha tarea.
Conclusiones.
Bibliotecas, Archivos y Museos poseen colecciones
especiales, a las cuales deben custodiar, salvaguardar y brindar acceso.
Para ello, se deben gestionar correctamente.
La correcta
gestión de colecciones especiales requiere una alta formación especializada y
valor ético.
El
gestor de colecciones especiales, asume una tarea de gran responsabilidad ya
que tiene bajo su cuidado, objetos raros, antiguos, valiosos, preciosos,
únicos…
Ética,
responsabilidad, formación, conocimiento y profesionalismo resultan
indispensables e ineludibles para poder seleccionar, adquirir, preservar, organizar,
procesar, difundir y brindar acceso a este tipo de materiales.
Gracias
a la gestión de colecciones especiales llevadas a cabo por profesionales
bibliotecarios y archivólogos que reúnen algunas o varias de las competencias
necesarias para ejercer su labor de manera efectiva, cada vez son más las
colecciones escondidas que emergen de su escondite, que se abren paso desde su
encierro hacia la luz; después de todo… como bien lo expresó Ray Bradbury en su
libro Farenheit 451: “Nada
queda perdido para siempre”.
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