martes, 13 de octubre de 2015

Cursos de vida: nuevas fuentes documentales judaicas en Chile


Judith Riquelme Ríos
Santiago de Chile
Archivística

Resumen:

El propósito de este trabajo es dar cuenta de los resultados de una investigación sobre la re significación que los refugiados judíos sobrevivientes de la Shoá residentes en Chile atribuyen a su pasado a través de sus documentos personales y sus experiencias de vida.  Para sustentar esta investigación, el trabajo se planteó desde la perspectiva fenomenológica. La metodología cualitativa utilizada incluyó dos tipos de instrumentos de recolección de información; entrevistas en profundidad y la investigación documental. El análisis de contenido resulta adecuada para esta investigación, ya que se busca ver las cosas desde el punto de vista de las personas.
El objetivo central del estudio es aportar al levantamiento de nuevas fuentes documentales en primera persona para la configuración de un Archivos judaico y la historiografía del judaísmo en Chile.

Introducción

El período de la Segunda Guerra fue escabroso para toda la humanidad. Durante ese tiempo la barbarie llevó a la desaparición, muerte, prisión y exilio de millones de personas por motivos de intolerancia religiosa, étnica, política e ideológica.
La Segunda Guerra Mundial (SGM) fue el acontecimiento del siglo XX que marcaría el futuro de la humanidad. Una de sus consecuencias más lamentables y significativas fue la catástrofe humanitaria vinculada a la Shoá[1] , y posteriormente su influencia sociocultural y proyección positiva en el ámbito de los Derechos Humanos, sostenida en los registros de archivo y  memoria colectiva.
Una catarsis de hechos fatales tiñeron de sangre Europa, el desempleo, la miseria y la pobreza que se generó luego de la Primera Guerra Mundial fue la principal causa de la crisis de las democracias, favoreciendo el ascenso de los totalitarismo, el nazismo y los movimientos obreros.
Circunstancias como las que afectaron a los judíos en este periodo no sólo perturbaron a las personas que las sufrieron sino a sus todos sus cercanos y a la humanidad entera. Las migraciones forzadas del periodo de entre guerras provoco que cientos de personas vagaran por Europa: griegos, turkos, rusos, armenios, españoles, gitanos, judíos. Personas sin derechos, minorías, apátridas. “En una atmosfera de desintegración. De odio hacia todos y todo, sin responsables…” (Arendt. 1951)
Cuando se privó de la calidad de ciudadano a los judíos, poco a poco se configuro la posibilidad del exterminio, las personas eran tratadas como seres insignificantes,  “solo si permanecen siendo perfectamente superfluos, si no hay nadie que los reclame, pueden hallarse sus vida en peligro” (Arendt, 1951).  Primero se les separa (guetos) y luego se les olvida (hornos cenizas).  A mediados de la década de los ‘30, comenzó la huida de judíos de Europa como consecuencia del ascenso de los Nazis al poder. La consolidación de la política anti judía durante los años 1933 a 1939 se sustentó en la exclusión social, el despojo de los bienes y la opresión económica para impulsar la emigración forzada (Gutman, 2003). 
La Liga de las Naciones- precursora de las Naciones Unidas- se negó a financiar ayuda para los refugiados de forma directa y designó en 1933 a James Mc Donald como “Alto Comisionado para Refugiados” y la misión que se le encomendó fue buscar en Europa o América la posibilidad de asentamiento definitivo para los 30.000 refugiados provenientes de Alemania. (ACNUR, 2000; Gutman, 2003).  Superado por las circunstancias y la falta de apoyo Mc Donald renunció en 1935. Aunque no se obtuvo la colaboración internacional necesaria, países como Brasil, Argentina, México y Ecuador acogieron un grupo importante de inmigrantes. Bolivia, Chile y Uruguay se mostraron dispuestos a recibir refugiados, no obstante existieron restricciones para recibir a los refugiados. Como veremos más adelantes, en el caso de Chile encontramos documentos oficiales que dan cuenta de esta situación.
El Nazismo pretendió ocultar lo ocurrido a través de la Solución Final: desapariciones forzadas, el exterminio, el olvido (gas letal-hornos-cenizas-nombre). Algunos intentaron negar estos hechos bajo la justificación de la falta de pruebas y documentación confiable.  Sin embargo, durante los Juicios de Núremberg (1945-1946), las fotografías captadas por Francisco Boix Campos[2], durante su cautiverio en el campo de concentración de Mauthausen, sirvieron para inculpar a los soldados nazis.

Relación de los archivos en la tradición judaica

Existe consenso entre los autores sobre el arraigo de la memoria y la práctica archivística en la tradición judaica.[3]. En Europa antes de la Guerra prevalecía una larga y continúa historia de archivos judaicos, la cual se mantuvo inalterada desde el siglo XIII, hasta que explotó de la SGM.
Esta conflagración produjo una situación desconocida hasta entonces, muchos archivos fueron dejados “huérfanos”. Sus creadores perecieron en la Shoá.  Sin embargo pese al temor a la muerte, durante la vida en los guetos[4] el impulso archivístico persistió y la necesidad de evitar el olvido de lo ocurrido animó a las víctimas a documentar los hechos. Tal es el caso del diario de Ana Frank, o el estremecedor testimonio de Helga Weiss, otra niña que sufrió el horror del nazismo pero que a diferencia de Ana sobrevivió para contarlo. Helga fue llevada a Terezín en 1941, de los quince mil niños que llegaron a Terezín y fueron enviados a Auschwitz, sólo cien sobrevivieron. Otro ejemplo a significativo es el archivo secreto del gueto de Varsovia, iniciativa del historiador Emanuel Ringelblum quien documento la vida cotidiana de ese difícil momento histórico. El posterior descubrimiento (hallazgo) de este archivo servirá como nueva fuente para la construcción de una historia ampliada. 
En 1947, durante la Conferencia Europea de las Comisiones Históricas Judías (CECHJ) celebrada en París, se determinó como línea prioritaria el acopio de pruebas y testimonios para el procesamiento de los criminales de guerra nazis. Además de la individualización de víctimas y sobrevivientes, especialmente en el caso de los refugiados cuyo desplazamiento generaría dificultades para la recolección de información (Pérotin, 2007).
Si bien la afirmación de Derrida (1994): “reconstruir toda una historia por medio de la compilación de un centenar de documentos es imposible”, se contrapone con lo propuesto en 1947 por CECHJ, elaborar un relato histórico que ignore las experiencias y los documentos de un grupo de testigos visuales, tampoco parece posible.  En el periodo de postguerra la documentación de archivo como elemento probatorio alcanzó vital importancia para conservar el devenir histórico social de los grupos que los generan y de la humanidad entera.  
El acceso a la información de primera fuente surge de la apremiante necesidad de “registrar” y “difundir” los acontecimientos. En el escenario de la post guerra con el advenimiento de la Sociedad de la información anunciada por Norbert Wiener en 1948, instala a la información en un espacio sobresaliente de las esferas económicas, sociales, políticas. Por tal motivo la formación de Archivos que den cuenta de las violaciones a los derechos humanos se vuelven imprescindibles a partir de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1939 fue creado el Archivo Central de Pueblo Judío en Jerusalén, el cual alberga los archivos de varias comunidades de la diáspora[5] judía, incluyendo la mayor parte de los archivos judaicos de Chile (1909-1974) que fueron llevados hasta allá por la situación política de América Latina en la década de 1970. Parte de los legajos contienen información de organizaciones judías; Comunidad Israelita, Federación Sionista de Chile, WIZO, Comunidad Sefaradita,  instituciones israelitas de diversos puntos del país e incluyen actas fundacionales, estatutos, actas de sesiones, documentos sobre actividades, protestas nazis, comunicaciones relativas a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial, peticiones de inmigración de sobrevivientes y posibles compensaciones  de post guerra.
Esta pérdida de patrimonio dejó a la comunidad judía de Chile con escasa documentación original y registros documentales discontinuos y dispersos. Sin un archivo que recoja y resguardo su memoria colectiva, este grupo de refugiados corren nuevamente el peligro de ser olvidados.
En los archivos nacionales de América Latina se encuentran dispersos documentos pertenecientes a la vida judía. En el caso de Chile, el Archivo Nacional de la Administración y el Archivo Histórico de la Cancillería se mantienen las fichas de nacionalización de personas judías, solicitudes de visa, documentos con instrucciones específicas de no permitir la entrada de refugiados judíos, invitaciones de trabajo o llamadas y ventas de visas[6].

Aspectos generales de la presencia judía en Chile

Si bien al presencia judía en Chile está documentada desde la Colonia. La comunidad judía se organiza como tal, recién en 1906.[7]. Según el censo de 1920[8] la población judía en el país alcanza a 2.130 personas.
A partir de la consolidación de la política anti judía en Alemania esta situación cambio, el peligro de muerte hicieron a los judíos buscar refugio.
No existe consenso respecto a la cifra de refugiados judíos que llegaron a Chile, varían entre 2.068[9]  a 13.000[10] personas, según nuestra investigación estos datos varían debido a que quienes solicitaban asilo eran fuertemente perseguidos y es posible que solicitaran refugio a diferentes países, de todos modos esta situación es la menos probable ya que la mayoría de ellos no contaban con suficientes recursos económicos para ello.  
Así la presencia judía aumento y por consiguiente sus registros documentales comunitarios, especialmente de los del Comité Israelita de Socorro (CISROCO), institución que brindaba hospedaje y ayuda económica a los refugiados. Parte de la documentación de esta institución está disponible en el Archivo Central del Pueblo Judío[11]. O los documentos generados por el Hebrew Immigrat Aid Society (HIAS) / HICEM cuyas solicitudes de visa, carta de invitación o llamadas son conservadas en el ARNAD en el fondo MINREL.
La comunidad judía de Chile no posee un Archivo que registre y custodie su memoria, especialmente de los sobrevivientes de la Shoa.  En ese contexto se precisa conocer cuáles son las fuentes documentales de este grupo de personas refugiadas ha dejado en el país.  Los actores vinculados al objeto de estudio superan ampliamente los ochenta años, llegaron a Chile siendo niños por lo tanto es prioritario rescatar sus historias de vida y documentos que posibilitan incrementar los registros respecto a la situación de exilio forzado que los afecto.  Si bien se trata de situaciones de vida privada, su origen las hace únicas y el impacto en la visión del mundo y los derechos humanos, las hacen de interés público.

Diseño de la investigación: Metodología de trabajo.

 El estudio se abordó desde la teoría fenomenológica, ya que busca analizar el evento desde el punto de vista de las personas. La metodología cualitativa utilizada para realizar la investigación comprendió dos técnicas para obtener información: 1) Investigación Documental y 2) Entrevistas en profundidad.
La elección del sujeto de estudio comprende todas las personas judías refugiadas y sobrevivientes de la Shoá residentes en Chile, que arribaron entre los años 1933 y 1950, independientemente de su género, edad o religión. Este grupo ha mantenido por largo tiempo sus testimonios dentro de un círculo social reducido. Se entrevistaron a 17 personas.  La mayoría de los entrevistados proviene de diferentes países y pueblos de Alemania (11). Algunos provienen de territorios del caído Imperio Austro Húngaro, donde determinados territorios pasan a ser países, como es el caso de Polonia (1), Checoslovaquia (1), Yugoslavia (1), Hungría (1) y Austria (1). En el grupo se encuentra un holandés.

Análisis de Contenidos

A partir del análisis de documentos de archivos nos acercamos a la comprensión del contexto social de Chile y el mundo.
En el país, documentos de archivos del Estado dan cuenta de la situación política y social de la época. En 1938 Mauricio Weinstein, Presidente Comité de Protección a los Inmigrantes Israelitas con el propósito de apoyar a los refugiados envía numerosas solicitudes, aproximadamente 650 expedientes[12], de visados de pasaportes al Ministro de Relaciones Exteriores. Los legajos estaban compuestos por una ficha de datos personales de los interesados; y en la mayoría de los casos se adjuntan otros documentos que respaldan la llamada, por ejemplo: certificados de antecedentes, certificados bancarios, fotografías, certificados de renta, copia de contratos de trabajo, carta de cumplimiento de leyes chilenas, certificado de residencia de familiar residente en Chile y curso de vida (currículo) del inmigrante. No todos los expedientes revisados contienen el mismo tipo de documentos, seguramente por la premura en que se debían realizar los trámites se intentaba presentar expedientes los más completos posibles, no siempre se lograba.
Es el caso de una joven polaca, de 21 años llamada Hynda Abramovich Friedman[13], cuyos tíos residían en Valparaíso no fue aceptada pese a que su solicitud incluía documentos tales como Ficha HICEM; Solicitud Servicio de identificación; Declaración tío dueño sastrería Richmond: Certificado Banco Italiano; Certificado créditos; carta de coronel de carabineros; carta abogado Intendencia de Valparaíso; certificado Caja Nacional de Ahorros; Solicita visación de pasaporte. Los documentos no explicitan la razón de la negación de venida.
Un caso interesante es el informe redactado el 24 de noviembre de 1941 por el cónsul chileno en Praga, Gonzalo Montt Rivas, cito:           “el problema judío ha sido parcialmente resuelto y se ha decidido erradicar a            todos los judíos, enviar a algunos a Polonia y a otros a la ciudad de Terezin,         mientras buscan un lugar más apartado”. (Ministerio de Relaciones Exteriores).
Este documento da cuenta de lo desinformado (o informado) que estaba el gobierno chileno respecto a los hechos que ocurrían en plena Guerra.
Existen numerosos documentos oficiales en el Archivo Histórico de la Cancillería, como el recuperado durante esta investigación[14], que señala : “se ha concedido autorización para venir a Chile al señor Vatter…a pesar que la señora Vatter estuviera incluida entre aquellas personas cuya migración está restringida…”
Otro tipo de documentos que muestra claramente las horribles y desesperadas circunstancias que enfrentaban las personas, cito: “reitero autorización visar Alex Blancke salvando dificultad fin pueda salir campo de concentración otorgándole certificado”[15]
Algunos documentos consignan solicitud de ingreso con la condición de radicarse en regiones o solicitud de instrucciones: “Ruego decirme puedo dar judíos visa turismo” [16]
Es interesante destacar una información extraída del sub fondo consular serie solicitudes del Fondo Ministerio de Relaciones Exteriores de ARNAD.
En diferentes ocasiones se han presentado a este consulado General individuos que desean inmigrar a Chile y a los cuales el infrascrito ha rechazado, por haberlos considerado de ninguna utilidad para el país…El infrascrito a pesar de sus deseos hubieren sido no otorgar la visación a esas personas, se ha visto obligado a darles permiso para entrar al país en vista de las ordenes…en vista de lo anterior y a fin de evitar que el país se siga llenando de elementos que por su escasa cultura no reportaran a Chile ninguna utilidad, es por lo que me permito rogar a usted…dejar al criterio de este Consulado General cumplir las órdenes impartidas...” [17]
En el Oficio Confidencial Nº 50 de 16 de diciembre de 1940[18] se llama la atención a uno de los funcionarios que apoyaron el salvamento de judíos pese a las órdenes. Cito: “Los Cónsules no pueden ni deben visar pasaportes de individuos pertenecientes a razas cuya entrada al país está restringida o prohibida, especialmente judíos…a pesar de constar personalmente a US. La energía con que este Ministerio viene prohibiendo la entrada de judíos y de las instrucciones escritas vigentes y de las verbales y especiales dada a US. Antes de partir a hacerse cargo de su puesto, US. Ha visado pasaportes de hebreos, entre ellos algunos tan notorios como el barón Luis de Rothschild, por ejemplo, a quién se había negado la entrada al país por resolución de S.E. Excelencia el Presidente de la República…”
A partir de los hallazgos de las entrevistas, del marco conceptual y de las fuentes documentales revisadas, se realizó un análisis de contenido, el cual no estuvo restringido al plano verbal, también se aplicó a un amplio rango de materiales, como documentos de identificación, pinturas, fotografía, etc.
Las categorías temáticas previamente establecidas que se consideraron fueron: La vida en Europa, Salida forzada hacia el país de acogida, Residencia en Chile y Documentos personales.

La vida en Europa

Las historias de vida recogidas corresponden a personas llegadas a Chile desde el ascenso de Hitler al poder en Alemania. Las experiencias narradas en sus relatos son una mirada, desde el presente, con la experiencia y los conocimientos de que disponen hoy.
En relación a las condiciones económicas de su vida en Europa uno de los entrevistados señala:
En esos tiempos por las dificultades económicas y políticas la gente tenía un único hijo, no se atrevían a traer más hijos, ¿la época no?... Mi papá tenía un negocio grande en un barrio obrero… una casa de textiles… tenía muchas vitrinas y le fue bien incluso en los últimos años. …Bueno si nos hubiera ido mal habríamos salido antes de Alemania, pero esperamos hasta último momento en el año ’39” (Entrevista 8, 2014)
La mayoría se sentían alemanes, incluso sus padres habían participado en la Primera Guerra Mundial. Así lo recuerdan: “según mis abuelos, mi familia había llegado a Alemania en tiempo de los romanos…en esa época estábamos orgullosos de ser alemanes y judíos, e incluso mi padre se enrolo (voluntariamente) como soldado alemán en la primera guerra…” (Entrevista 13, 2015).
Mi familia llego ahí, mi bisabuelo que se trasladó ahí de un pueblito Burg cercano, tenían un fábrica de confecciones… se sentían muy alemanes.  Creo que él era parte de aquella generación que se sentían más alemanes de lo que realmente eran, o tal vez eran muy alemanes…” (Entrevista 1, 2014).
Las familias estaban asentadas en su país de origen por largo tiempo, pero mantenían su identidad judía y vida armónica con el resto de la comunidad, se sentían parte él, no obstante, no lo eran.   La transición oral es importante en este punto, sus abuelos les relataban en las historias familiares detalles que sobre el lugar de origen.
La asimilación con los alemanes también quedo expresada en el caso de una de las entrevistadas que señalo: “mi madre era judía, de una familia judía y se casó con mi padre contra la voluntad de ambas familias… yo… hasta el año 1944, no sabía que era judía, todos los Domingos las nanas me llevaban a la Basílica San Esteban que estaba cerca y ahí yo rezaba hice la primera comunión como toda niña católica…” (Entrevista 7, 2014)
En ese contexto socio cultural, los entrevistados manifestaron sentirse más afectados y en algunos casos las experiencias de vida modificaron su fe reforzándola o debilitándola.  La religión no parece ser un aspecto relevante en la vida de la mayoría de los refugiados hoy en día.
“El problema es que, desgraciadamente, yo no me siento tan involucrada en la vida judía… tuve una educación católica por mi padre, entonces entre estas dos religiones… pero obviamente que me siento judía…también mi esposo era agnóstico.” (Entrevista 7, 2014).
Cito a otro entrevistado: “tuve una etapa muy religiosa incluso pensaba hacerme rabino… después…me alejé de la religión, soy agnóstico”. (Entrevista 17, 2015)
Otro entrevistado hijo de un hombre religioso, recordó:  “Me acuerdo que un oficial dentro de la gente que  nos vino a buscar,  yo estaba listo primero, estaba listo para irme… entonces saco un libro de la biblioteca de mi padre y dijo: “ qué dice ahí ?¡¡¡ dije algo  sin valor. No tenía la presencia de ánimo de decirle…Mucha veces después pensé porque no le dije: “ahí dice que amarás a tu prójimo como a ti mismo o…” en fin, era un niño y el susto era muy grande.” (Entrevista 11, 2015)
Una de las características de la época es el incrementó del odio por el desconocimiento de las prácticas religiosas generó fantasías y fue un factor más de aislamiento social en los lugares de origen.
Los entrevistados al avanzar en sus relatos de infancia y adolescencia observan que los adultos cercanos (padres o abuelos) no reconocieron el peligro en el cual se encontraban. La intensificación de las medidas antijudías, comenzaron poco a poco, impidiéndoles  pequeños detalles de la vida cotidiana, como por ejemplo tener servidumbre no judía, imposibilidad de ir al cine o a escuelas no judías entre otras cosas.  Los entrevistados se refieren a la kristallnacht[19], el 9 de noviembre de 1938, como el hito que los alerta en la comprensión que debían apresurar su salida de Europa. Muchos debieron utilizar influencias políticas para conseguir visas o bien contactar a familiares asentados en el extranjero. Solo un pequeño grupo de la población logró reunir el dinero necesario y tener los contactos que les permitieron salvarse.
“…Estaban convencidos que la tempestad va a pasar, eso hoy día sabemos que las tempestades no siempre pasan…” (Entrevista 1, 2014)
“Mi papá tenía mucho miedo y yo no tenía tanto porque era muy joven, no sabía del mundo. Primeramente yo dije que no puede ser…el mundo no puede dejar que pase esto, nosotros no hemos hecho nada, seguramente van a protestar y nos van a ayudar. Cero”. (Entrevista 8, enero 2015)
Todos los hombres fueron arrestados y trasladados a la frontera polaca en circunstancias que, por el momento, parecían terribles, pero que eran en realidad sólo una pálida sombra de lo que vendría después”  (Entrevista 2,  2014)
“En viernes en la noche éramos ciudadanos austriacos con todos los derechos que hay en Estado y al otro día éramos nadie. No podíamos ir a ninguna parte a reclamar algo, nada, entonces imagínese como se aprovecharon la gente de nosotros…” (Entrevista 10, 2014)
Solo uno de los entrevistados estuvo en un campo de concentración y sobrevivió para contarlo. Perdió a un hermano y a su padre. 
…ya antes en Bergen-Belsen ya éramos un poco más que esqueletos, pero funcionaron, podía moverse bien, etc., no tenían edema de hambre, pero en el tren ya la situación era muy grave, muy grave no había nada que comer. Nada…
…En fin y así, yo no soy la única historia, hay muchas, muchas historias de sobrevivientes de ese campamento, pero muchos murieron todavía después de la liberación, mi padre y mi hermano…” (Entrevista 11, 2015)

Nueva vida: Chile

Luego de un largo viaje, no exento de dificultades y temores las familias logran llegar al país. Se encontraron con un mundo distinto, con una naturaleza aplastante y un desarrollo socio cultural diferente. En los casos en que no había familia esperando el rol de la Comunidad Judía fue fundamental.
“A mis padres no los esperaba nadie, llegaron y se contactaron con la Comunidad, allí se juntaba gente con la misma problemática y de tanto hablar surgieron posibilidades, intercambiaron ideas, se reunieron con gente que había salido del mismo lugar, surgieron amistades.  La Comunidad fue una clave para la gente que llegaba a Chile” (Entrevista 1, 2015)
Uno entrevistado recuerda el impacto de su llegada al país:
Nosotros nos quedamos en Valparaíso. Llegamos el 17 Julio de 1939, no se me va a olvidar nunca. Cuando llegamos a Valparaíso encontramos un mundo distinto… una mañana cuando paramos en Valparaíso se veían todas las luces y todo se veía muy bien, eran invierno, los cerros estaban verdes, entonces  nos salió el corazón del alma, dijimos: “ ¡Oye! Que está bien”. La verdad es que mi papá también tendría que haber ido a Temuco, pero no quiso ir ni a Santiago, así que nos quedamos en Valparaíso”. (Entrevista 8, 2015)
Una entrevistada recordó Los “SS” fueron a la casa de mi abuela, entonces decidimos emigrar…Las posibilidades de visa eran Shanghái, Bolivia, Chile. Mi familia obtuvo una visa para viajar a Chile. Nuestra salida fue vía Italia (Di Mezzo). El 24 de agosto de 1939 nos embarcamos en el Augustus desde el puerto de Génova.” (Entrevista 5, 2014)
Con tristeza uno de los refugiados dijo; “Yo entonces llegué en Chile como apátrida, como persona sin nacionalidad” (Entrevista 17, 2014).
Para otros la llegada a país significo recuperar la salud:Llegué a Chile, y no tuve ni una sola tos más, pero quedó algo en los pulmones eso sí, es lo de menos. Bueno, fue increíble al pisar Chile se me acabó la tos”. (Entrevista 16, 2014).
Los refugiados no sabían nada del país al que venían pero eso no fue un impedimento, lo importante era encontrar un lugar seguro para volver a vivir. La información que tenían de Chile era escasa, salvo por contadas excepciones no era un destino deseado, sin embargo las pocas posibilidades que ofrecía el mundo los trajo a estas tierras.
 “… sin saber que hacer mi papá que se encontró un amigo que le dijo yo me voy a Chile, porque no nos vamos…la típica pregunta que era y ¿eso dónde está?...Cuando estaban haciendo los cajones en el patio, paso un profesor mío del colegio y le dijo a mi abuela, doña Julia ustedes van a Chile, recientemente hubo un terremoto murieron 30.000 mil personas ¿no tienen miedo de ir allá? y mi abuela le contesto, prefiero morir en Chile antes que los Nazi nos maten y eso le contesto mi abuela al profesor, valiente ve?”(Entrevista 13, 2015)

Archivos personales

Respecto a los documentos personales en poder de los entrevistados encontramos pasaportes, libros genealógicos, documentos de viaje, etc., todo en soporte papel y en buen estado de conservación.  Se tuvo acceso solo a una autobiografía aún sin revisión y edición final. Los registros fotográficos prevalecieron sobre otro tipo de documentos, no se encontró ninguna carta o manuscrito. Todos los entrevistados tienen presente la pérdida de documentos-especialmente fotografías, libros religiosos- como consecuencia de la guerra. Pese a ser un detalle dentro de la catástrofe vivida les emociona recordar los documentos que se perdieron.
En relación a los escasos documentos que poseen no existe una noción clara de cómo fueron sacados de los países de origen.
todo lo que había se perdió en el baúl de los padres…mis papeles quedaron en el Archivo Nacional de Chile (era un pase de viaje)…solo tengo la Ketuba y mi libreta de matrimonio” (Entrevista 1, 2014)
 “Aunque no hay mucho, la verdad es que ellos empaquetaron todo en un “conteiner” y lo mandaron a Hamburgo para despacharlos por Barco pero empezó la Guerra, los aliados bombardearon Hamburgo así es que todo eso se perdió. Llegaron acá con nada, las fotografías los álbumes se perdió, hay poco de la época, tengo documentos de los estudios de mi papa, tengo un carne de la primera guerra mundial…” (Entrevista 4, 2014)
“Cuando nos llevaron al campo de concentración, dejamos todo.  Nosotros habíamos escondido algunas cosas, la Sefer Torah que todavía lo tengo en Israel y eso lo llevamos donde amigos no-judíos y unas otras cosas pequeñas de valor religioso, no teníamos cosas de valor en realidad. Y el resto todo, todo fue robado, se lo llevaron. Nuestra Sefer Torah estaba en un precioso armario antiguo, etc., todo eso no se encontró más. Todos los libros que teníamos…se perdió” (Entrevista 11, 2015)
“Este es mi pasaporte con la “J” y con el nombre para todas las mujeres judías “Sara”… Este es el boleto de barco para Chile” (Entrevista 10, 2014)
Yo era un bebé muy normal y nada quedo de ese momento, salvo una foto descolorida sentada en el sillón de cuero de mi abuelo. ” (Entrevista 2, 2014)
Como todo archivo personal los documentos fueron acopiados por los entrevistados en el curso de sus vidas, trozos y rastros de gran valor para cada uno de ellos. Tesoros cuidadosamente guardados, esenciales para la construcción del relato biográfico y parte esencial de sus memorias

Conclusiones

La conclusión más importante de este estudio es que se hace latente la necesidad de la existencia de un Archivo común lo más completo posible de las memorias compartidas por este grupo social en el marco de la Comunidad Judía y de Chile en general. 
 La recuperación de la memoria de los refugiados judíos a través de sus archivos personales e historias de vida es una tares aún posible, urgente, inconclusa y compleja.
Los documentos que han llegado hasta nuestros días son en algunos casos muestras de la discriminación que sufrieron; pasaportes con J, boletos de barco, listas manuscritas de los puertos por donde transitarían sus enceres al momento de su salida. Son pruebas de las ausencias de familiares muertos en la guerra o en los campos de exterminio; o en otros casos ejemplos del compromiso con el país de origen, como la participación de los padres en la en la Primera Guerra Mundial (fotografías); o bien registros de la memoria familiar (libros genealógicos desde el siglo XII hasta nuestros días).
No es viable establecer cuánto de este material se perdió irremediablemente y cuánto ha llegado hasta nuestros días, principalmente porque no existe un registro exacto de los refugiados judíos sobrevivientes de la Shoá que llegaron a Chile.  
Podemos deducir que al estar inmersos en la Sociedad del Conocimiento, es necesario garantizar la preservación de toda aquella información que sea útil para la construcción de la memoria, el conocimiento y la identidad de un país, incluyendo a las minorías que lo conforman. Para ello los archivos deben crear los contextos a partir de los cuales los individuos puedan aportar sus documentos, sus experiencias y en consecuencia, crear un relato individual, compartido y complementario a sus conciudadanos. Relatos que a su vez serán reinterpretados y reutilizados como documentos en el futuro por otros individuos, a partir del libre acceso creando nuevos relatos en nuevos contextos, en una relación simbiótica de beneficio mutuo.
Debemos apelar al compromiso ético de todo archivero para transferir a la ciudadanía el conocimiento necesario para preservar documentos comprensibles y con atributos suficientes para la presunción de su autenticidad.
Para finalizar, respecto a la re significación que estas personas dan hoy a sus vidas confluyen factores como la experiencia individual, psicológica y social. Sin embargo, todos los relatos poseen indudables conexiones y resonancias comunes. En la revisión del pasado inevitablemente las emociones afloran, el dolor revive aunque sus recuerdos contienen olvidos voluntarios teñidos de vergüenza frente a la barbarie. Este proceso les permite re enfrentarse constantemente a su pasado para enfrentar el presente y el futuro.
La relevancia que han adquirido las discusiones en favor de la protección de los derechos humanos es cada vez más recurrente en Chile y en el mundo entero. Lo anterior, debido esencialmente por un fenómeno técnico y otro social. Por otro lado, el fenómeno de la globalización lleva a la humanidad a tener un planteamiento valórico común que se relaciona y se sustenta en una historia única, que hoy por hoy se construye entre todas las personas del planeta como especie, sin distinción de religiones, razas, culturas o estados.  
Los avances tecnológicos han permitido guardar insospechadas cantidades de información, que permiten dar una continuidad detallada de la historia humana.
El recuperar la memoria de este grupo de personas, así como la de otras minorías (desde de las fuentes orales) resulta fundamental para desarrollar la memoria colectiva del Chile.
La información relacionada con los desplazados u otras minorías  salvaguardada por los archivos, debe ser considerada como clave al momento de formular políticas públicas de integración y antidiscriminación.
Este entorno deja en un lugar preponderante el papel de los archivos, en el sentido de ser una instancia que propicia el dialogo de los ciudadanos con el pasado, con presente y el futuro.  Es responsabilidad de los archiveros ir más allá de sus límites tradicionales y potenciar el acopio, recuperación, investigación y difusión de nuevas y diversas fuentes documental en torno a la identidad y memoria.

Bibliografía


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2.    Arendt, H. (2006) El origen de los totalitarismos. Madrid, Alianza.
3.    Derrida, J. (1994). Mal de archivo: una impresión Freudiana
4.    Enciclopedia del Holocausto. Recuperado  14 de julio de 2015,  de http://www.ushmm.org/wlc/sp/article.php?ModuleId=10007180
5.    Gutman, I. (2003). Holocausto y Memoria. Jerusalén: Yad Vashem, 2003.
6.    Matus, M. (2011). El viaje inmigratorio de las familias judías a Chile en el siglo XX. Cuadernos Judaicos, 205-221.
7.    Perontín, A. (2007). Historizar el pasado vivo en América Latina. Recuperado  14 de julio de 2015 http://www.historizarelpasadovivo.cl/es_resultado_textos.php?categoria=Liminar.+Verdad+y+memoria%3A+escribir+la+historia+de+nuestro+tiempo
8.    Schenkolewsky. S. (2014) Entrevista personal sostenida en Jerusalén  11 de junio de 2014
1.    Senkman, L (2007) Los sobrevivientes de la Shoá en Argentina: su imagen y Memoria en la sociedad general y judía: 1945-1950, Judaica Latinoamericana III, Ed. AMILAT, Jerusalem, MagnesPress.
9.    Yerushalmi, Y. H. (2002). Zajor: La historia judía y la Memoria judía. México: Antropos



[1] Shoá: Palabra hebrea para referirse al Holocausto, que significa catástrofe, hecatombe y que en adelante usaremos en esta investigación. En tanto que Holocausto es un concepto referido a los sacrificios a los dioses.  http://serjudio.com/dnoam/Shoá60.htm

[2] Fotógrafo de profesión, se vio obligado a ejercer su actividad en el macabro ámbito del campo de exterminio de Mauthausen, donde estuvo internado desde 1941-hasta 1945. (Llorenç Soler: 2000).
[3] Yerushalmi: 2002; Schenkolewsky: 2014
[4]Gueto: Judería marginada dentro de una ciudad (RAE, 2012)
[5] Termino para referirse a la dispersión de los judíos exiliados de su país (RAE, 2012)
[6] Venta de visas: término utilizado para referirse al comercio en torno a las visas (Zadoff, 2014).
[7] (Matus, 2011 citando a Bohm, 1948)
[8] INE. Censos de Población Históricos 1920. Recuperado  de http://www.ine.cl/canales/usuarios/cedoc_online/censos/pdf/censo_1920.pdf

[9] Senkman (2007)
[10] El libro negro del terror Nazi publicado en México y Joint Committee
[11] CISROCO, (s.f.) liste der gemeinschaftlichenschuldner (lista de deudores de la comunidad). Recuperado de Archivo del Pueblo Judío en junio de 2014.
[12] Datos obtenidos en investigación en curso en ARNARD-Fondo MINREL Consular año 1938.
[13] ARNAD. Vol. 3690 (251) 1938
[14] Min.RR.EE., Oficios recibidos en el Consulado en Praga, 13 de enero de 1939 (62).
[15] Min.RR.EE., Oficios recibidos Consulado en Hamburgo, 27 de marzo de 1939 (207).
[16] Min.RR.EE., Oficios recibidos Consulado en Praga, 27 de marzo de 1939 (s/n)
[17] ARNAD-Min.RR.EE., Consulado Hamburgo, 11 de octubre de 1938 (1956/ 420).

[18] ARNAD, Vol.4004 (1938)
[19]Kristallnacht: literalmente, la “noche de cristal”, Yad Vashem (2015). Recuperado de http://www.ushmm.org/wlc/sp/article.php?ModuleId=10007096


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