miércoles, 3 de enero de 2018


Cinco palabras que me dan vueltas a la cabeza desde hace unos días: "Confianza como imagen de marca". Hubo un tiempo en que la palabra de una persona estaba por encima de cualquier contrato, porque lo que estaba en juego era el honor. Dar tu palabra, firmarla con un apretón de manos era garantía suficiente de que aquello sobre lo que se había acordado sería cumplido. Honor entendido, al menos, por la primera acepción que recoge la RAE "Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo".

Ocurre siempre cuando acaba el año, surgen por doquier los resúmenes de lo que ha dado de sí el período a punto de expirar y empieza a aflorar la palabra mágica “tendencias” a través de artículos y estudios. Empresas y medios de comunicación se hacen eco de las tendencias que van a marcar el año, que poco a poco va empujando al actual para hacerse un hueco en nuestras agendas.

Recientemente abrí una información de la AEC (Asociación de Empresas de Consultoría) que remitía, a su vez, a un artículo de Computing, “Cinco tendencias tecnológicas para el año 2018”. Y como premio a la constancia en la lectura, por primera vez en mucho tiempo, hubo una de estas tendencias que me sorprendió, la quinta:

"Confianza como imagen de marca: Las empresas comenzarán a invertir en la confianza como un área clave de la imagen de marca. En una sociedad donde la mentira es cada vez más habitual, las marcas que trasciendan el escepticismo y la desconfianza de los gobiernos y las noticias falsas retendrán y ganarán más clientes, si pueden vincular este valor a sus programas de transformación digital."

¡Invertir en confianza! Se lleva haciendo toda la vida, generar confianza a los consumidores o usuarios de una marca, pero esta vez el motivo es diferente. Ahora debido a la proliferación de noticias falsas o las desgraciadamente ya habituales mentiras que proliferan por los medios sociales, invertir en imagen de marca, en confianza, en tu palabra -hacerte respetar porque tu palabra, sea en este caso escrita,- es no solo recomendable sino que además es tendencia para el 2018.

Quizás estemos entrando en una segunda fase necesaria en los medios sociales, debido al mal uso que se ha hecho de ella. Cuando hace años empezábamos a construir nuestros perfiles y los de empresa advertíamos en unos clausulados –que en realidad eran los de las propias redes– la necesidad de hacer un buen uso de ellas, de no desacreditar a nadie, ni por opinión, creencia, sexo, ideología, etc., que todo se hiciera desde el respeto al otro. Incluso mencionar las fuentes, citar, pedir permisos. Bien, todo esto creo que al principio –salvo excepciones que siempre las hay– se cumplía, a lo mejor por ser un medio no dominado, de tener la sensación de moverse por un terreno desconocido, pantanoso y aún no saber medir bien el alcance de cada paso. Pero todo esto ha cambiado, muy rápido, como la tecnología. Se ha descubierto que las redes sociales además de para comunicar, dialogar, poner en contacto a gente con intereses comunes sirve para el engaño, la mentira, la generación de noticias falsas y la difamación. Quizás por ser legalmente un medio ambiguo todavía. En el artículo ¡A la hoguera con las redes sociales!, de hace casi un año, intentaba recoger esta otra tendencia negativa que ha visto crecer como la espuma su alcance pernicioso en este periodo.

Las redes se han visto salpicadas de un continuo goteo de casos que intentan engañar, manipular o conspirar, ya no como un recurso aislado, sino con un fin preestablecido y dispuesto a causar un daño mayor. Como indica Chamath Palihapitiya, que trabajó en Facebook de 2007 a 2011, las redes sociales "…puedan manipular a grandes grupos de personas para que hagan lo que ellos quieran".

Quizás sea el momento de pensar que aquellas cláusulas que todos añadíamos ya no son suficientes, que hace falta ir un paso más allá y poner un control más estricto –legal y de seguridad– para evitar que las redes se conviertan en algo inútil e inservible por ser un medio que genere desconfianza ante la desinformación y el engaño. Ganaremos todos los que pensamos que las redes son un elemento útil a través del cual las empresas pueden comunicar y comunicarse con sus seguidores, con sus usuarios. 

Un elemento en el que se pueda dar valor a la palabra y confiar en ella. Creo que terminaremos asistiendo a una legislación en firme sobre este asunto y creo que debemos de empezar a exigirla.

Es probable que muchos pensemos que es triste tener que invertir esfuerzos en generar confianza en la imagen de marca por este motivo, pero mientras no cambie nada, habrá que pensar que se trata de una inversión necesaria para intentar que la palabra sea generadora nuevamente de valor, de reaprender a confiar, sin miedo a sentirse engañado o a cubrir las palabras leídas con un velo de sospecha o duda.

Fuente: https://www.iecisa.com/es/blog/Post/Confianza-como-imagen-de-marca/

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