Xavier De Maistre
Hemos estado confinados durante semanas, experimentando un tedio y un malestar que ni siquiera Netflix ha podido aliviar. Y, viendo el panorama que tenemos por delante, las expectativas para los próximos meses no son demasiado halagüeñas. ¿Y si, en estas circunstancias, utilizamos la escritura como una forma de sanación? Después de lo ocurrido, muchos amantes de la literatura han visto como, a pensar de tener tiempo, la ansiedad no les ha permitido leer todo lo que les hubiera gustado. ¿Debería ser distinto con la escritura? Al fin y al cabo, no hace falta ser un autor consagrado, porque se puede escribir sobre cualquier cosa, y prueba de ello es el escritor Xavier De Maistre, que aprovechando que estuvo confinado en su casa en 1794 escribió un libro titulado Un viaje alrededor de mi habitación.
Maistre fue sentenciado a cuarenta y dos días de arresto domiciliario como castigo por haber participado en un duelo en un momento en que los duelos estaban a punto de ser ilegales. Sí, tal vez parezca poco tiempo en comparación con lo que hemos pasado y con lo que está por venir, pero hay que imaginar a Maistre atrapado en su casa sin tener Internet para distraerse. En esas circunstancias comenzó a escribir su pequeño libro, basándose en las observaciones de todo lo banal y ordinario que le rodeaba y en lo que nunca se había parado a pensar antes, como su cama o su abrigo. Y entre medias de estos pensamientos insustanciales, intercaló observaciones sobre lo sublime, sobre el alma, la filosofía o la naturaleza del arte. Así hizo un himno al poder de la imaginación. Al final de su libro escribe: «Me han prohibido salir a la ciudad y me han dejado abierto todo el universo, en el que la inmensidad y la eternidad me obedecen».
Tal vez sea hora de inspirarse en Maistre y tratar de hacer algo creativo, como escribir un libro, incluso aunque no tengamos intención de publicarlo. La idea es que a través de la escritura descubramos que, si prestamos la suficiente atención, nuestro mundo familiar y cotidiano puede volverse emocionante y extraño. Las posibilidades son insospechables: ¿Cómo es el lugar en el que vivimos?, ¿cuál es la rutina que seguimos con la pandemia?, ¿quién cocina?, ¿quién limpia?, ¿qué nos mueve?, ¿qué nos asusta?, ¿qué esperamos y qué extrañamos más? Infinidad de ideas inesperadas pueden surgir a partir de la escritura autorreflexiva.
Fuente: ALEJANDRO GAMERO 19/08/2020
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