Los siglos XIX y XX supusieron, como consecuencia
directa de la revolución industrial, que el libro
alcanzara un desarrollo desconocido hasta
entonces. Los avances técnicos y su aplicación a
los procesos productivos cambiaron definitivamente
los métodos artesanos de tiempos pasados por
sistemas mecanizados más rápidos y efectivos. Por
otro lado, el libro dejó de ser patrimonio de minorías
privilegiadas ya desde comienzos del siglo XIX y
fue llegando a todos los sectores de la población
en el siglo XX, gracias a la generalización de la
educación y al auge del periodismo, que fomentó
enormemente el interés por la lectura.
Entre los avances técnicos que consolidaron
la mecanización de la imprenta en el siglo XIX
podemos destacar: la utilización de la pasta de papel
y la fabricación de la hoja de papel continuo, los
nuevos procedimientos de composición mecánica
de textos (linotipia y monotipia), las nuevas prensas
(prensa de vapor y prensa rotativa) y las técnicas de
ilustración (litografía, linotipia y fotograbado).
En el siglo XX todos estos descubrimientos
fueron mutando hacia nuevas formas cada vez
más perfeccionadas que permitieron aumentar
el ritmo de producción y abaratar los costes. Las
máquinas impresoras y encuadernadoras se fueron
automatizando gracias a la tecnología informática. La
linotipia y monotipia del siglo anterior son sustituidas
por la fotocomposición y ésta, a su vez, por la
autoedición. Los siguientes adelantos técnicos,
como consecuencia de la aplicación combinada
de herramientas informáticas y telemáticas, fueron
la técnica conocida como computer to film, que
permitía el envío de la imagen desde el ordenador
a la superficie de una película (fotolito); y la técnica
que superó a ésta, actualmente en uso, conocida
como computer to plate, que permite pasar
directamente la imagen desde el ordenador a la
plancha de impresión. La impresión digital parece
el siguiente paso lógico en esta evolución; no
obstante, la producción mediante esta técnica es
normalmente baja y se utiliza en tiradas pequeñas,
constituye la llamada “impresión bajo demanda”
(print on demand).
Otro fenómeno de este periodo es la
comercialización masiva del libro y los cambios que
tuvieron lugar en la empresa editorial, sobre todo,
por el efecto combinado de tres aspectos claves:
los adelantos en el campo de las artes gráficas,
que permitieron el abaratamiento del producto,
haciéndolo más accesible; la educación, cada vez
más generalizada; y el auge de la cultura en todos los
ámbitos sociales. En el siglo XX la función del editor
se independizó de la del impresor y el librero. Para
atender a la gran demanda de libros, aparecieron
importantes editoriales que impulsaron nuevas
vías y modernos métodos de comercialización y
distribución de los libros. Algunos de estos métodos
son los clubes del libro, la venta por correo y el libro
de bolsillo. Actualmente, las ediciones de bolsillo
siguen teniendo gran éxito, su origen se remonta
al año 1935, con la colección Penguin Books del
inglés Allen Lane. Se trata de un libro de pequeño
formato, encuadernado en rústica, muy económico
y que suele contener obras clásicas y modernas
ya consagradas. Los primeros clubes del libro
surgieron en Estados Unidos en la segunda
década del siglo XX con el propósito de orientar a
sus socios en las lecturas más recomendables. En
lo que se refiere a la venta por correo, el editor o el
librero, mediante anuncios en prensa, a través de
catálogos o utilizando Internet, pone sus libros a
disposición del cliente.
En cuanto a las bibliotecas, desde la segunda
mitad del siglo XIX se inicia el actual proceso
de completo desarrollo. Poco a poco han ido
surgiendo diferentes tipos de bibliotecas (públicas,
universitarias, nacionales, municipales, infantiles,
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especializadas, etc.) y, como servicio público, han
consolidado su función activa en la difusión de la
cultura. Entre sus avances más significativos está
la profesionalización del bibliotecario, los nuevos
métodos de cooperación entre bibliotecas y la
informatización de los registros. En los últimos
años, si bien asistimos a una expansión creciente
con nuevas construcciones o ampliaciones de
bibliotecas existentes, se ha de hacer frente al
problema de la falta de espacio, como consecuencia
del constante aumento de ejemplares en sus
fondos, en forma de libro tradicional o en otros
soportes audiovisuales: CD, DVD, CD-ROM, etc.
Fuente: http://lafabricadelibros.com/pdf/Historia.pdf
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