domingo, 16 de agosto de 2020

10 consejos para mantener en perfectas condiciones los libros de tu biblioteca personal

 

Los libros son uno de los bienes materiales más preciados que tenemos en casa. Estos ocupan un lugar importante en ella y en nuestras vidas. Nos gusta disponer, deleitarnos y mostrar a las personas que vienen a casa que tenemos una excelente colección de libros en perfectas condiciones. Para ello basta con seguir una serie de cuidados para que no se deterioren y luzcan el mayor tiempo posible como cuando salieron de la librería…

1. No expongas los libros a la luz directa del sol.

La exposición prolongada a los rayos solares provocará la decoloración del lomo y cubierta del libro, la sequedad y amarilleamiento de las páginas y la posible pérdida de la intensidad de la tinta. Es por eso por lo que las estanterías de libros no deben estar situadas cerca de ventanas que no cuenten con persianas, cortinas o estores que eviten la entrada directa de la luz solar.

 

2. Protege los libros de la humedad, así como de las fuentes de calor y de los constantes cambios de temperatura.

Tu colección de libros debe estar en una habitación que cuente con un ambiente estable, y en la que exista un equilibrio entre la humedad y la temperatura.

Un exceso de humedad provocará que se ondulen las páginas y se deformen. [Por cierto, espero que no te humedezcas el dedo para pasar las páginas] Por el contrario, la sequedad del ambiente provocará que se seque en exceso el papel y se vuelva quebradizo.

Por otro lado, los cambios constantes de temperatura también son perjudiciales para nuestra colección de libros por la dilatación y contracción de sus materiales. Así que habría que evitar a toda costa que las estanterías con nuestros libros estén cerca de las ventanas ya que son los lugares de la casa con mayor contacto con la climatología exterior. Ni tampoco cerca de radiadores, estufas, chimeneas o aires acondicionados.

También habría que tener en cuenta no tener plantas cerca de los libros. La humedad de las plantas (y su peligro al regalar) sumado a la atracción que ejercen sobre los insectos no son buenos compañeros para el cuidado de nuestros libros. La playa y la piscina también son un peligro por la humedad… y el baño, además, por los olores. Por cierto, nada de exponer los libros a aerosoles anti olores… su humedad y olor puede ser fatales para la colección.

 

 3. Limpia el polvo de los libros asiduamente, y concienzudamente, al menos, una vez al mes

Con el paso del tiempo nuestros libros van acumulando polvo como cualquier otro elemento de la casa. Asiduamente se deben limpiar con un plumero o mismamente con una aspiradora. Los libros también deben «respirar», por lo que te aconsejo que ventiles la habitación de vez en cuando para renovar el aire. Con esto te quiero decir también que nada de encarcelar los libros en vitrinas para evitar el polvo, estarías haciendo que no contasen con la humedad necesaria.

Mensualmente (vale, quizás me he excedido, dejémoslo en trimestralmente) limpia uno por uno el polvo de los libros pasando un paño seco o una brocha por sus tapas, cubiertas y cantos. Hay quien recomienda incluso hacer una hojeada rápida del libro para evitar el polvo depositado en los cantos. Por cierto, ya que te hablo de polvo, nada de toser o estornudar sobre el libro.

Con esta limpieza más concienzuda, además, debes revisar si los libros tienen algún tipo de «enfermedad», como pudieran ser hongos o insectos. Si algún libro de tu colección está mal, aíslalo e intenta ponerle solución antes de volverlo a colocar en su sitio. Esto evitará que el resto de libros también sean infectados. Para evitar hongos y mohos, presta atención a la temperatura y humedad de la habitación. Para evitar insectos puedes utilizar remedios caseros como hacer bolsitas con hierbas o especias y colocarlas en las estanterías.

 

4. La colocación de los libros en las estanterías es más importante de lo que piensas.

Los libros deben descansar lo más cómodamente para ellos según sus dimensiones, y no por nuestros gustos decorativos. Te recomiendo colocar los libros de forma vertical y, más o menos, por el mismo tamaño. Esto ayudará que formen un conjunto y queden bien acomodados, favoreciendo así el buen alineamiento de las páginas y el mantenimiento del encolado en la encuadernación.

 

Es importante que no estén muy apretados los unos con los otros, ni que queden bastante holgados. Esto último pensando en los libros de tapas blandas y que tienden a una rápida deformación. Es interesante también dejar un espacio tras los libros que favorezca la ventilación y el «respirar» que te he comentado en el anterior punto.

 

Los libros más pesados se pueden colocar de forma horizontal para equilibrar el peso en una base mayor. Por cierto, si tienes la intención de colocar libros en horizontal sobre los libros colocados en vertical, asegúrate de que estos últimos forman una base uniforme y lisa para evitar la deformación con el paso del tiempo de los libros colocados en horizontal por tener una «mala postura».

 

5. No fuerces los libros al abrirlos.

A la hora de utilizar los libros, bajo ningún concepto los abras a 180 grados para que queden planos sobre la mesa, y me atrevería a decir que tampoco a 120 grados. No es la postura más idónea si lo que queremos es conservar su encuadernación. Abre el libro respetando el ángulo de apertura que la encuadernación te permita sin llegar a forzarla. Créeme que sabrás cuál es su tope (si has escuchado un chasquido ya es tarde). Lo ideal sería abrirlos a 90 grados. Sí, tienes razón, no es lo más cómodo para leer, pero quizás sí para el bienestar de nuestros libros.

 

6. No subrayes, escribas, guardes o pegues nada en los libros… y no dobles las esquinas de las páginas.

Existe infinidad de actos que se pueden realizar sobre un libro y que bien pudieran ser considerados como actos vandálicos sobre bienes personales. Si lo que quieres es conservar tus libros por el mayor tiempo posible, por favor, no hagas nada de lo que enumero a continuación:

·         Subrayar frases o pasajes que te parezcan interesantes.

·         Escribir notas en los márgenes.

·         Arrancar hojas porque te encantan o porque odias lo que dicen.

·         Doblar las esquinas de las páginas para marcar por dónde vas.

·         Usar marcadores no apropiados: flores, hojas, marcapáginas de baja calidad de impresión (una baja calidad de impresión puede dejar manchas en las páginas de los libros), objetos con cierto grosor…

·         Usar marcadores con pegamento (posits). Estos pueden decolorar el papel e incluso dañar la tinta.

·         Usar libros para calzar mesas o sillones.

·         Utilizar los libros como posavasos.

7. No comas o bebas mientras estás leyendo un libro… ¡Y lávate las manos antes de leerlo!

Seguro que tu adicción por los libros hace que no puedas parar de leerlos. Lees al despertar, en el transporte público, en las esperas, en el baño (ya sabes lo que pienso de la humedad y olores), en los viajes… Y también lees mientras estás comiendo o tomando un aperitivo. Mucho cuidado con esto, por favor.

Las manchas de grasa que puedes dejar sobre las páginas del libro son difícilmente reparables, por no hablar de los líquidos (agua, café, leche…) o restos de comida que pudieran quedar entre las páginas (migas de pan, sobre todo). Un descuido o un accidente nos puede pasar a cualquiera, por eso (y por el bien de tu colección de libros) trata de evitar comer y beber mientras estás leyendo.

Ah… y muy importante: Si acabas de terminar de comer y te dispones a leer, lávate las manos. Esto evitará traspasar posibles restos de grasa, comida u olores a los libros. Bueno, casi mejor, lávate y sécate bien las manos siempre antes de empezar a leer.  

 

8. Ten mucho cuidado cuando saques los libros fuera de casa.

Los libros son para disfrutarlos en cualquier lugar y momento. Esto hace que sean fieles compañeros de viaje y te acompañen allá donde vayas. A la hora de transportarlos pueden sufrir daños accidentales al meterlos en la mochila o en el bolso. Daños como rasguños y manchas en las tapas o cubierta, o el doblamiento de las páginas. Para ello te recomiendo utilizar una funda para «vestir» tu libro para que pueda volver a casa tal y como lo sacaste de la estantería.

Por otro lado, las inclemencias del tiempo (hablo de la lluvia) pueden causar estragos en tus libros si no los transportas en un lugar en el que queden bien protegidos. Para este caso puedes llevar siempre contigo una bolsa con cierre hermético y guardar ahí el libro ante las adversidades climatológicas.

También tienes que tener cuidado si lees de pie en el transporte público y se tropieza alguien sobre ti. Esto podría dañar el libro, sobre todo doblar sus páginas. Trata de proteger siempre el libro ante este tipo de situaciones.

Para finalizar, aunque hay muchos más peligros, si estás leyendo bajo un árbol en el parque es probable que caiga sobre el libro alguna sustancia no identificada. No te diré que leas con un paraguas o con el libro metido en la bolsa hermética, pero sí que trates de evitar los árboles en floración y que tengan nidos de pájaros.

 

9. Una vez que termines de leer el libro déjalo de nuevo en su sitio.

Un libro que no está en su sitio es un libro perdido… o que puede sufrir cualquier accidente. Cada vez que termines de leer un libro, colócalo de nuevo en su lugar. Con esta acción podrás evitar que quede a la vista de cualquier persona que no tiene tanto amor y aprecio por los libros. Ya sean amigos, familiares o animales de compañía (como perros o gatos). ¿Quién no se ha sentado alguna vez en el sofá sobre un libro oculto tras un cojín? ¿O quién no ha visto a alguien apartar de malas maneras un libro que está sobre la mesa? Por eso, se responsable de tus libros si quieres mantenerlos en perfectas condiciones el máximo tiempo posible.

Por cierto, y no es que tenga que ser un ritual, pero no vayas con prisa a la hora de colocar el libro en la estantería. La cuestión es no forzar el libro a colocar ni el resto que está a su lado. Ya sabes que la encuadernación y el papel de la mayoría de los libros tienden a ser frágiles y doblarse.

 

10. Presta tus libros solamente a personas de confianza.

Existen múltiples formas de proteger tus libros ante el préstamo a amigos y familiares. Por ejemplo: no dejarlos a la vista, hacer saber que son tu mayor tesoro e incluso decidir no prestar a nadie tus libros.

Sin llegar al extremo de no prestar, pongámonos en el caso de te gusta dejar tus libros a otras personas y que los disfruten tanto como tú. Ahora bien, recuerda que lo que quieres es mantener el libro en cuestión en perfectas condiciones… y para eso se tienen que cumplir las anteriores condiciones.

Yo te recomendaría (sin dudarlo) que los prestases sola y exclusivamente a personas de tu confianza. Con confianza quiero decir que prestes tus libros a personas que los tratarán de igual modo que haces tú.


Fuente: https://www.julianmarquina.es/10-consejos-para-mantener-en-perfectas-condiciones-los-libros-de-tu-biblioteca-personal/


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