lunes, 22 de mayo de 2017

Reír sana el cuerpo y el alma


Hoy leí una frase de Buda que me hizo reflexionar. “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”. Estoy metida en un círculo vicioso de lástima hacia mi misma, y es una opción que elegí. La vida continúa normalmente.
Ayer, hablando con una colega y amiga, quien padeció el año pasado un trastorno de stress agudo que le impidió seguir con sus actividades; me dijo simplemente: “Ceci hay que reírse”. Por supuesto, y es cosa evidente, que mi pensamiento voló hacia el lugar más negativo; “como me voy a reír si ni siquiera puedo concentrarme en lo que tengo que hacer cotidianamente, no hay risa que valga”. El caso es que soy una persona que pienso que la alegría y la sonrisa suavizan la vida de las personas. Hacen menos tediosos los días. El reír contagia y le hace bien a los demás también. Mis hijos se ríen porque cuando tomo las pastillas parezco medio borracha, y yo me río con ellos. La sensación de placer que invade el cuerpo es una sensación de alivio.
Pero, como todo en la vida, cuando uno es el objetivo de ciertas vicisitudes que se nos presentan en el camino, me olvido de ciertos paradigmas que trato de perseguir en lo cotidiano.
El reír,  con esa carcajada que nos sale del estómago produce seratonina. ¿Qué es? Es una sustancia química segregada por el cerebro que desempeña un papel esencial en el equilibrio entre el tono vital, la autoestima y la depresión.
¿Por qué nos deprimimos o parecemos locos maníacos en medio de un día de furia? La verdad, no lo sé. Supongo que el ritmo de las grandes ciudades, el consumismo, el correr hacia vaya a saber donde, ayudan a cambiar en forma permanente nuestros estados de ánimo.
¿Pero qué tiene que ver la serotonina? Es una especie de droga del bienestar. Al igual que el resto de las llamadas endorfinas, influye directamente en el estado de ánimo de las personas. Todo lo que vemos, oímos y sentimos es transformado por nuestro cerebro en mensajes que crean la personalidad psíquica. Por ello, el dolor, el miedo y el placer se gobiernan con la producción de esta bioquímica cerebral.
Para paliar esa angustia constante ante la pregunta ¿por qué tengo este vacío, por qué estoy tan triste sin causa? existen ciertas cosas que podemos hacer por nosotros mismos. Y quizás, esto que escribo a continuación ayude a otros como me está pasando a mí.
Una de las acciones, como mencioné anteriormente, es producir la seratonina mediante la risa. Otra de las “actitudes” que tomé es hacer yoga que produce una sensación incomparable de bienestar. Pensar que cuando era chica, mi mamá practicaba yoga y yo decía “esto es para viejos”. Como da vuelta la vida. O nos da vuelta.
Hacer un listado de actividades que dejamos de hacer y nos llenaban de placer, es otra de las cosas que me aconsejaron y me ayuda. No hay día que intente poder cumplirlas. Son metas, objetivos, tiempo para nosotros mismos. Cuestiones que abandonamos por el modo de vida que llevamos adelante. No importa el nivel económico en el que nos encontremos en este momento (siempre fluctúa), cuanto más se tiene, más se corre en busca de mayores comodidades. El que menos tiene, corre a buscar algo que le de algún sentido de bienestar a su vida y a la vida de aquellos que los rodean.
La cuestión a la que quiero llegar es que; si nosotros mismos creamos la sensación de bienestar podemos acomodar nuestras emociones de modo tal que la vida sea más placentera.
A mi me lo recomendaron, yo se los recomiendo.  Realmente a mi me encanta reír.
Juanita

Fuente: https://yosufroataquesdepanico.wordpress.com/experiencias-de-vida/la-risa-sana-el-cuerpo-y-el-alma/

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