martes, 4 de abril de 2017

La Inmigración China en el Perú (1850 - 1890) : LA YAPA Y EL ENGANCHE


LA YAPA Y EL ENGANCHE
La suspensión del tráfico de culíes al Perú significó un gran problema para los hacendados. Cualquier hacendado tenía aún el trauma generado durante dé­cadas por la ausencia o escasez de mano de obra. Para evitar la crisis intentaron mejorar las condiciones de trabajo de los culíes. Primeramente, cuando los hacendados se dieron cuenta que muchos chinos cumplirían sus ocho años de trabajo crea­ron la "yapa".
La "yapa" era el tiempo aña­dido que, por lo general, era de seis meses, a los ocho años a los que estaban obligados los chi­nos. Se justificaba diciendo que durante los años que los culíes estuvieron en la hacienda pudo ocurrir que faltaron al trabajo algunos días por distintos mo­tivos y en consecuencia con la yapa cumplían a cabalidad sus ocho años. La mala imagen in­ternacional del Perú se incrementó cuando un hacen­dado norteño marcó con hierro candente a 48 inmigrantes chinos. El gobierno tuvo que decir que la denuncia era falsa.
       Se dispuso partidas especiales para publicar en Europa la venida de inmigrantes al Perú. Con esa finalidad el presidente Mariano Ignacio Prado, 1876-­1879, llevó a cabo el Plan de la "Sociedad de Inmigración Euro­pea" diseñado en 1872 por el presidente Manuel Pardo.
El Plan de Pardo tenía como finalidad incrementar la pro­ducción a través de la recupera­ción de tierras, en abandono o descuidadas, para el cultivo, así como nuevos proyectos de irrigación para aumentar áreas de cultivo, con energía de traba­jo importada. La Sociedad tuvo cinco comités y debía controlar la inmigración en las áreas de procedencia: a) Reino Unido: b) Francia, Bélgica, Suiza; c) Ale­mania, Austria, Holanda: d) Suecia, Noruega, Dinamarca; y e) Italia, España, Portugal.
La Sociedad de Inmigración asumía el costo del transporte en barco desde el puerto de origen hasta el Callao. Existía la libertad de trabajo que ellos deseaban. Si se presentaba di­ficultades, la Sociedad les debe­ría ayudar auxiliándolas a tra­vés de la Casa de Asilo durante ocho días. Los inmigrantes de­bían gozar de buena salud, re­putación y no superar la edad de 55 años. La Sociedad acogió cerca de 3,000 inmigrantes, la mayoría italianos hasta finales de 1875. El costo total de la operación para el Estado fue de 6'000,000 de soles.
Sin embargo, en la agricul­tura los hacendados prefirieron a los culíes y no dieron opor­tunidad a los inmigrantes euro­peos dado el gasto que deman­daba sus servicios.
A partir del tratado de Tienen Rsin, firmado en 1874, el Perú y China establecieron relacio­nes diplomáticas. Los hacenda­dos creyeron que el tráfico se reiniciaría rápidamente pero éste se volvió imposible. A fin de evitar su ruina, crearon una ficción jurídica, el "recontrato" o "enganche".
Aquel culí que lo deseaba podía volver a contratarse en las mismas condiciones que antes pero con una diferencia muy atractiva para los chinos: la cantidad de dinero que por el contrato recibieron antes los traficantes de semi‑esclavos asiáticos se les entregaba en proporción al tiempo de recontrata que habían aceptado. Esto permitió a los hacendados continuar tranquilos durante algunos años sin que renaciera el trauma de escasez de "bra­zos".
Al recontratarse un culí, el hacendado pagaba la octava parte de lo que había pagado por los ocho años del contrato inicial con el chino. El interme­diario desaparecía. Ese adelan­to significó aproximadamente un real por cada día del año. Ese "inmenso" monto de dinero ade­lantado posibilitaba salir de la hacienda a los trabajadores chinos una vez que llegaba el momento de su libertad, pues abría el camino para incursionar en otras actividades. En espe­cial, ingresaron en el pequeño comercio en los pueblitos próxi­mos a las haciendas costeñas.
La guerra del 79 al 83 des­truyó la economía nacional y las haciendas quedaron arruinadas.

Autor: Ricardo La Torre Silva*
Fuente: http://sisbib.unmsm.edu.pe/BvRevistas/spmi/v05n3/Inmigraci%C3%B3n.htm

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