La joven bibliotecaria siempre
lleva puesto su vestido rojo ceñido
y sus pantis de malla fina.
La joven bibliotecaria dibuja
cada día sus labios con un rojo
brillante y bien perfilado.
Lo joven bibliotecaria cuida
su peinado hasta el ultimo
detallle, con especial atención
a sus bucles y a sus tirabuzones.
Desde hace algunos meses
se han duplicado las fichas
de acceso a la vieja biblioteca.
No vayan a pensar que la causa
sea un aumento en la calidad y cantidad
en los fondos bibliográficos.
No ha habido cambios
sustanciales a este respecto.
Cuando a las diez de la mañana se oye
el rítmico repiqueteo de sus tacones
sobre el suelo encerado,
una brizna de aire fresco
nos invade a los lectores.
Miradas de soslayo.
Suspiros casi imperceptibles.
Anhelos invisibles y celosamente
disimulados guardados en el celofán
de los imposibles.
Es una dicha y un tormento
visitar la biblioteca.
Cada día esperas la hora bruja con empeño.
Y cada día también te dejas dominar
por el desasosiego.
¿ Qué hacer entonces ?.
Solamente tengo ante mi
una salida practicable,
cambiar de biblioteca.
¿ Podré resistir las largas
horas de lectura y consulta,
muchas veces tediosas
y casi siempre monótonas ?.
¿ Soportaré la falta
de la joven bibliotecaria
con su halo de misterio
y su caminar cadencioso y sensual ?.
José Herrera
Fuente: http://jeronimocarrera.blogspot.es
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