Hablaba el otro día con una adolescente un tanto deprimida. Me explicaba que el fin de semana no había estado nada mal. El sábado se fue a un bonito pueblo que celebraba sus fiestas anuales, con una feria medieval llena de espectáculos, gastronomía, artesanía, etc., y ayer domingo había ido al cine con una buena amiga. Sin embargo ya en casa por la noche decidió echar una ojeada a su Facebook antes de irse a dormir. No había estado conectada en todo el fin de semana pues se olvidó del móvil al marcharse al pueblo. Después de repasar incontables selfies, fotos de postureo, algunas individuales, otras en pareja o grupos, pero siempre con las caras sonrientes y en lugares preciosos, me dijo que sentía que su vida no estaba a la altura de la de los demás y tenía la sensación de que todo el mundo era más feliz que ella.
Simplemente le dije: “Olvidaste hacer fotos de tu maravilloso fin de semana” y además “¿Eso te ha hecho descartar lo bien que lo pasaste?”. Y desde ahí, decidí explicarle que las personas que suelen inundar las redes sociales con selfies y fotos buscan notoriedad y etiquetas que les ayuden a hacerse visibles. Para ello, exhiben sus éxitos, actualizan continuamente su estado y utilizan mucho el “YO”. La vanidad, el deseo de ser admirados y la búsqueda de reconocimiento les convierten en auténticos NARCISISTAS.
Detrás del narcisismo hay una personalidad muy frágil, insegura, que tiene una autoestima muy baja y que necesita ir reafirmándose constantemente desde el exterior. Confunden el yo-ideal y el yo-real. Y además sufren mucho cuando el contador de likes no sube.
Parece que hoy en día lo único que nos interesa es fotografiarnos para que nos vean a través de las redes sociales. Y para ello creamos imágenes aparentemente naturales que, sobretodo, reflejen nuestros mejores momentos. Fotografías perfectas, con el fin de que la gente vea que nuestra vida es simplemente maravillosa .
Vivimos en una sociedad en la que impera el culto a la imagen y, como los narcisistas, se busca el reconocimiento, fans, etc. Mostramos partes interesadas de nuestra vida a la espera de un aluvión de likes. Las redes sociales (Facebook, Twiter, Instagram,…) se convierten en un buen podio para las personalidades narcisistas, ya que desde allí se posicionan y se dan su protagonismo.
Colgar una fotografía en las redes sociales y aguardar la repercusión hasta el extremo de angustiarse si esta no es la esperada, es como una Adicción, pues de alguna manera, generamos una relación de dependencia de la emoción de reconocimiento esperada.
Como seres humanos que somos, buscamos mucho lo emocional y sabemos que esto está muy relacionado con los circuitos de dopamina, por eso cada vez que colgamos una imagen queremos saber si gustara o no, qué respuesta tendrá y cuántos likes alcanzaremos. De este modo nos enganchamos a esa “emoción de reconocimiento” que deforma la necesidad de ser vistos por otros. Si no se cumplen esas expectativas, intentaremos añadir más y más con el fin de alcanzar la emoción deseada.
Desde esta óptica los selfies y los likes se convierten en una forma de intentar aumentar la autoestima desde una aprobación externa. Y así vemos como muchos jóvenes y adolescentes compiten por el número de likes en las redes sociales. Esto provoca una Tolerancia, pues si consiguen 100 likes quieren 200 y cuando alcanzan esos 200 ansían 400,perdiendo cada vez más el control sobre la situación.
Y desde ahí yo me planteo: ¿Y si sacáramos los contadores de las redes sociales? Me atrevería a afirmar que el comportamiento sería seguramente diferente.
En las redes sociales hay una construcción de egos ficticios y decorados. Se evita interactuar personalmente para no exponerse a que los otros se den cuenta de que lo que aparece no siempre es totalmente real, y esas “máscaras”, al compararlas con nosotros, pueden llevarnos a confundir y despreciar nuestra propia realidad. ¿Lo que asoma sobre la colina, amigo Sancho, son formidables gigantes o sólo viejos molinos de viento?
Recuerda que lo que ves en las redes sociales, no te ayuda a saber o a extrapolar cómo es la persona, tan solo te ayuda a saber qué es lo que le gusta mostrar. Y desde ahí podrás mirar si hay una congruencia o una autenticidad en lo que realmente son.
Ante el uso que haces de las redes sociales plantéate: ¿qué destino tiene la información que estas colgando en las redes? ¿Qué aporta que salgas tú en la foto? ¿Qué quieres provocar?
Publica, linka o retwitea pero desde la conciencia.
Fuente: http://revistaindependientes.com/selfie-de-un-narcisista/
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