Lo que le faltaba a Altamira: fracking.
Las colonias de microorganismos
empezaron siendo el principal peligro para la conservación de las cuevas de
Altamira. Después, llegaron las visitas experimentales (cinco personas a la
semana), a las que se opusieron frontalmente el equipo del CSIC y el departamento
de Prehistoria de la Universidad Complutense. Y ahora, por si fuera poco, el
fracking.
La Asamblea contra la Fractura
Hidráulica de Cantabria ha remitido hoy al centro de Patrimonio Mundial de la
Unesco en París un documento en el que se alerta de los daños
"irreparables" que puede causar los sondeos de fracking en las diez
cuevas cántabras declaradas Patrimonio de la Humanidad.
El colectivo recuerda el
"inminente comienzo" en Cantabria de sondeos para determinar la
ubicación de los pozos de extracción de gas mediante la fractura hidráulica y
las "posibles repercusiones" que esto puede tener en el conjunto del
patrimonio arqueológico cántabro. En consecuencia, instan a la Unesco a
"poner en marcha todos los mecanismos que tenga a su alcance para defender
este patrimonio".
Los miembros de la asamblea Josue
Bilbao y Adrián Lavín han presentado el documento Arte paleolítico rupestre y
fracking en Cantabria. Incluye evidencias sobre posibles daños en el Patrimonio
de la Humanidad, un texto que se basa en la información del Ministerio de
Energía de los permisos en la región y diversos estudios sobre el fracking. En
concreto, hay seis permisos activos en Cantabria, tres de ellos en fase de
solicitud (Los Basucos en Santillana del Mar, Gran Enara entre Burgos, Cantabria,
Álava y Vizcaya y el Galileo en la zona oriental de Cantabria y por la cuenca
del Asón hasta Burgos); y tres de ellos concedidos (el Luena en los Valles
Pasiegos, el Bezana-Bigüenzo en la zona de Valderredible, y el Angosto I, que
toca parte de Soba).
Su trabajo ha consistido en
cruzar la localización de estos permisos con la de las diez cuevas Patrimonio
de la Humanidad, es decir Altamira en Santillana del Mar; El Chufín en
Rionansa; Hornos de la Peña en San Felices de Buelna; El Pendo en Escobedo de
Camargo; La Garma en Ribamontán al Mar; Las Covalanas en Ramales de la
Victoria; y el conjunto de cuevas de Monte Castillo en Puente Viesgos, formado
por las cavidades de Las Monedas, El Castillo, Las Chimeneas y La Pasiega.
"Si cruzamos en un mapa
estos datos, se observa que el permiso solicitado de Los Basucos afecta a
Altamira y El Pendo; que la cueva de Covalanas se encuentra dentro del área del
permiso Galileo; y que el conjunto de cavidades de Monte Castillo y la cueva de
Hornos de la Peña están en los límites del permiso ya concedido Luena", ha
indicado Lavín.
Sismicidad, contaminación y tráfico
En concreto, el documento
evidencia que estas cuevas deberán enfrentarse a tres factores de riesgo: la
contaminación química del agua, la sismicidad inducida por la inyección de fluidos
y el tráfico de vehículos pesados.
La contaminación química hará
"más vulnerables" a las cuevas y tendrá efectos
"impredecibles" sobre sus pinturas. "Los contaminantes pasarían
a formar parte del régimen hídrico de la cueva atacando la roca soporte de las
pinturas y dañándolas de forma irreparable", ha añadido.
En cuanto a la sismicidad
inducida, ha apuntado que el fracking puede causar "habituales eventos
microsísmicos" y otros "mayores menos frecuentes" pero que
también pueden ocurrir como, ejemplificó, los episodios registrados en el Golfo
de Valencia por el proyecto Castor.
"Un terremoto puede causar
diversos daños en la pintura rupestre como desprendimientos de la roca soporte
de la pintura, aparecer grietas o fisuras o incluso grandes grietas que
comuniquen la cueva con el exterior variando las condiciones del clima de la
cueva y produciendo alteraciones en las pinturas", ha señalado, al tiempo
que ha advertido que, "en el peor de los casos, la cueva podría colapsar y
hundirse".
En este punto, también ha
afirmado que, aunque Cantabria no es una región sismicamente activa, sí es
"sensible" porque existen fallas latentes o con capacidad para
reactivarse. "Una de ellas, la principal, se extiende desde oeste a este
desde Asturias, por la sierra del Escudo hasta Arredondo; y de ella se bifurcan
algunos ramales, uno de ellos en dirección sur hasta Selaya", ha detallado
Lavín.
Respecto al tráfico de vehículos
pesados, la Asamblea advierte de que, para crear una plataforma de unos seis
pozos de fracking, necesitan "entre 4.000 y 6.000 viajes de camión"
causando unas "vibraciones permanentes", similares a las de un
terremoto, que afectarán de "manera sostenida" a las cuevas.
Leer más: Fracking: Lo que le faltaba a Altamira:
fracking. Noticias de Cultura
http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-05-14/lo-que-le-faltaba-a-altamira-fracking_794748/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook#lpu6KVqHljDvvGOp
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